Amables lectores, si en esta Navidad que acaba de transcurrir tuviste en tu casa sólo una cena común o de lo que acostumbras cenar todos los días, entonces fuiste afortunado, pero si tu cena navideña consistió en unos ricos tamales y atole de champurrado, también fuiste afortunado, o si tu cena de Navidad consistió en buñuelos, pavo, frutas secas, espagueti, vino tinto o cualquier otro platillo semejante entonces eres mucho muy afortunado.
Hoy nuestro país está viviendo una etapa muy crítica de su historia, la pobreza ha clavado sus agudos colmillos en un mayor número de habitantes de nuestro querido México. Los cambios que todos esperamos ansiosamente no llegan y la violencia que reina en nuestras calles parece no tener fin, y para acabarla de amolar nuestros jóvenes y niños están contaminados con telenovelas y programas televisivos que no les dejan nada positivo ni en lo moral mucho menos en lo económico (excepto a los que se enriquecen concentrado en estadios a muchas niñas que están ansiosas por imitar a una pobre taradita que no es ningún ejemplo digno de seguir), esto aunado a que mucha gente no lee y no se prepara para esta enorme crisis que estamos viviendo, los convierte en pasto fértil de políticos corruptos que como ya lo he mencionado en otras ocasiones "enarbolan la bandera de los humildes para servirse a sí mismos" y este círculo vicioso de la pobreza y la miseria no terminan.
¿Pero qué camino debemos de seguir todos los mexicanos para lograr salir de esta situación de pobreza en que nos hemos hundido?, desde luego que la solución no es sencilla son muchos factores los que han contribuido a empobrecer a nuestro pueblo, tales como la dependencia económica de un país tan poderoso como lo es Estados Unidos y desde luego la información fraudulenta de las bolsas de valores que afecta a muchas empresas hasta llevarlas a la quiebra con el consecuente despido de miles y miles de trabajadores.
Pero si existe un camino por el cual podemos mejorar en mucho nuestra situación y quizás el más importante se llama educación, mas sin embargo no me refiero a la instrucción impartida en primarias o secundarias (que desde luego es muy útil), sino a nuestra manera de pensar; pues mucha gente cree estar condenada a vivir de por vida en condiciones de pobreza, y esto no es así. El que esto escribe, ha sido testigo de personas que sin tener una instrucción formal han salido adelante y a través de trabajo y mucho sacrificio han logrado tener éxito en lo económico pues son poseedores de una educación que muchas de las veces no se enseña en ninguna escuela o universidad como lo comenta el autor de "padre rico, padre pobre" Robert T. Kiyosaki, y pienso que la educación es la mejor arma contra esta difícil situación que es la pobreza de nuestro país.
En México hemos alcanzado un nivel bastante bueno en lo que a salud se refiere, y desde luego esto afortunadamente ha hecho que nuestra niñez crezca más sana y en nuestro país el número de niños aumente de manera significativa. Estos niños que conforman una gran parte de la población de nuestro país el día de mañana van a requerir de un empleo o de una ocupación con la cual puedan salir adelante ellos y sus futuras familias y ¿Qué mundo les vamos a heredar? ¡Ninguno bueno! Si las cosas continúan como hasta hoy. Comenta Luis Vicente Giay quien es ex presidente de Rotary Internacional, que si la pobreza tuviera un rostro éste sería el de una mujer, pues son nuestras mujeres, llámense indígenas, o habitantes de las zonas marginadas las que día a día luchan con este gran flagelo que desde luego va acompañado de otro que es el hambre lo que las convierte en protagonistas principales del diario vivir, pues sólo Dios sabe cómo le hacen para hacer rendir el exiguo salario que perciben las que son solteras o el del marido en el caso de las casadas. Lo más triste del caso son algunos de nuestros jóvenes que deslumbrados por poseer bienes materiales que creen no poder obtener nunca, se dejan llevar por la delincuencia y su fin más seguro es la muerte o la cárcel, pues a diario los periódicos nos comentan sobre muchos de ellos que terminan siendo ejecutados o abatidos al enfrentarse a alguna autoridad o grupo rival.
Hace muchos años le preguntaron a un viejo presidente de México que ¿a qué edad debían empezarse a educar a los niños? Y éste acertó al contestar; "20 años antes de que nazcan" si nosotros queremos un mejor mundo para nuestros niños y jóvenes debemos empezar hoy a educarlos mediante acciones como el fomento de los valores tanto morales como éticos, pues si continuamos pensando que "el que no tranza no avanza" entonces este país estará perdido para siempre. Nuestros niños deben aprender a "leer" y no me refiero aquí a lo que es la alfabetización (que desde luego es muy necesaria) sino a buscar información que de verdad los ayude a salir adelante en sus vidas, a buscar publicaciones a través de Internet o de alguna biblioteca que les dejen algo de provecho y no nada más las mugrosas revistas que vienen plagadas de chismes sobre artistas famosos que en realidad no sirven para nada. Y desde esta columna alzo mi voz a la Secretaría de Educación, así como a la de Gobernación para que cumplan con su labor que es la de no permitir como lo dice la ley la emisión o publicación de contenidos que vayan contra la moral o sean ofensivos, y es de esta manera que podremos educar mejor a nuestros niños y jóvenes para que el día de mañana ellos eduquen mejor a sus hijos y sólo así tendremos la esperanza de salir de la pobreza y que lo de un mundo mejor sea realidad para la gran mayoría de nuestra gente y no sólo para unos cuantos. Pongamos cada quien nuestro granito de arena enseñando que existen otros medios que pueden mejorar nuestras vidas, pero el principal insisto es la educación.
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