Cuando estaba JESUCRISTO acompañado de sus discípulos, unos niños se acercaron hacia él, y algunos sacerdotes en actitud hipócrita, impidieron que los niños llegaran hasta donde se encontraba Jesús, y el Señor les recriminó diciendo; “dejad que los niños se acerquen hacia Mí pues de ellos es el reino de los cielos”. Ese pasaje de la Biblia nos pone a reflexionar sobre lo que nuestro Señor quiso comunicarnos. Muchas madres, visten lo mejor que pueden a sus hijos, y lo hacen con atuendos que los hacen parecer como si fueran personajes sacados de alguna película de Walt Disney. Esta forma de vestir a los niños ya sea con sus chamarras de piloto, o sombreros de tipo cazador, o cualquier otra prenda de vestir, los hace ver como pequeños hombrecitos y tal vez refleje el deseo de algunos padres o abuelos, de querer en cierto momento verlos como si ya fueran adultos, y que hagan lo que tal vez nosotros no pudimos ser o deseamos que ellos sean.
Ningún padre que ame a su hijo, en la vida que ese niño vaya por una mala senda, o que le llegue a ocurrir alguna tragedia. Pero nuestros hijos tienen que crecer y llegar a convertirse en hombres y mujeres, enfrentándose a la vida igual que cualquier ser humano. Con todas sus arideces pero también con los momentos de felicidad que la vida nos otorga.
En nuestros días algunos jóvenes, equivocan el camino y con mucha tristeza podemos ver que acaban convertidos en peligrosos delincuentes que hacen mucho daño a la sociedad. A diario nos enteramos, por los diferentes medios de comunicación de las detenciones de adolescentes o jóvenes cuya edad fluctúa entre los 15 y 25 años de edad.
A mí en lo personal, me duele verlos en las fotografías o en televisión, con una expresión y una mirada de indiferencia hacia lo que les rodea. Pero lo más triste, es su mirada de odio hacia los demás. Tal vez hacia esa sociedad que nunca se preocupó de evitar que se contaminaran con la mala información, que también a través de diferentes medios promueven el abuso del alcohol, sexo, drogas y las malas costumbres que dan una idea equivocada de lo que debe ser un buen hijo. Por el otro lado, el medio ambiente en que se desenvuelven los menores de edad no es propicio para un sano desarrollo de su niñez y mucho menos de su adolescencia por lo que es fácil que caigan en las garras del vicio, de la deshonestidad y de la corrupción.
¡Cristo no se equivocó! De los niños es el Reino de los Cielos. Pero también de los niños es el mundo donde no cabe la maldad o corrupción, donde no haya espacio para los vicios, ni para el camino de la perdición. Los hombres buenos son como los niños, que aunque tienen conocimiento de todo lo malo que los rodea, mantienen su espíritu de niños y se alejan de todo lo malo que puede dañarlos a ellos y a su familia. Entonces; nos corresponde a nosotros los adultos, evitar que nuestros niños de hoy se sigan dañando con la mala información. Nos corresponde rescatar a esos menores que viven en un medio hostil, a través de crear escuelas para padres, instruir y fomentar en los jóvenes un espíritu de servicio basado en la atención y el amor hacia nuestros semejantes, así como formar comités para la vigilancia de programas televisivos, que sólo derraman basura en la mente de nuestros niños de hoy; que serán los hombres del mañana.
Deseo enviar una felicitación a mi nieto, que cumple un año de edad, así como a mi hija y mi yerno; gracias por este feliz acontecimiento.
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