Tal vez no sea muy agradable leer este "Diálogo", ni pretende serlo; por el contrario, tiene el propósito de hacerle notar a usted que México sigue siendo considerado como uno de los países más violentos de América, según datos de UNICEF, y que nuestras estadísticas, en relación al maltrato de niños y niñas, nos obliga a reflexionar, particularmente ahora, aprovechando el festejo del 30 de abril, "Día del Niño", cuando agasajamos a los infantes de nuestras casas, quienes afortunadamente viven alejados de la cruda realidad del abuso infantil que padecen decenas de miles de menores; aunque también deberíamos de considerar -situación en la que poco reflexionamos- que las consecuencias de esa patología social pudieran alcanzar a los propios. Le comparto algunas cifras:
Entre los menores de 0 a 14 años, se registró un total de 7,394 homicidios entre los años 1979 a 1990; y de 7,351 homicidios, entre 1991 y 2002. La mayoría varones, 4,973 por 4,727 mujeres.
Las estadísticas denuncian un promedio de tres menores de catorce años, asesinados cada día en México, durante los últimos 25 años. También muestran tendencia al alza.
Las primeras causas de defunciones por homicidio, de niños y niñas en edades menores a un año, entre 1998 y 2002, fueron ahorcamiento, estrangulamiento y sofocación; en el grupo de 1 a 4 años, se debió a ahogamiento o inmersión; y los incluidos en grupos de 5 a 9 años y de 10 a 14 años, fallecieron por disparos de armas de fuego o lesiones con otros instrumentos.
El estudio de la UNICEF, sobre el maltrato y muerte en naciones ricas, presentado en Florencia, Italia, en 2003, muestra que hay una alta correlación entre la violencia contra niños y la padecida por los adultos.
En los países pertenecientes a la OECD, que fueron analizados para este estudio, México, junto a los Estados Unidos de América y Portugal, tuvieron el número más alto de niños muertos por maltrato.
El Informe Nacional analiza cuatro tipos de maltrato infantil: el físico, psicológico o emocional, abuso sexual y negligencia.
El DIF nacional, en 2002, denunció que uno de cada tres casos de maltrato infantil (32%) fue físico, seguido por abandono (23%) y omisión de cuidados (20%). El 13% fue por abuso sexual, el 6% emocional y el 1% debido a negligencia. El número total registrado en los años 1998, 1999 y 2002 oscilaba entre 23,109 (1998) y 24,563 (2004).
En casi la mitad de los casos (47%) registrados por el DIF Nacional, la responsable por el maltrato fue la madre, en el 29% el padre, el padrastro en el 5% y la madrasta en el 3%. Como dice el refrán: "el enemigo está en casa".
El Sistema de Justicia registró 53,000 violaciones cometidas contra menores de edad entre 1997 y 2003; un promedio de 7,600 casos por año, 21 diarios. En 2002 fueron consignadas por abuso sexual 1,161 personas.
El costo social no está completamente cuantificado; queda por definir, cuantitativa y cualitativamente, cómo habrán de desempeñarse en sus comunidades, esos niños maltratados, cuando alcancen la edad adulta y manifiesten su actitud hacia la vida de relación, que en mucho puede ser para-social; y a esa deuda aún no le hemos abonado.
Como principio general decimos que: "todo niño maltratado tiende a maltratar y el violado a repetir el acto en la vida adulta", así, al no atender el problema, estamos sembrando resentimientos, inseguridades y patologías personales en aquellos que fueron agredidos y que habrán de manifestarse en el futuro próximo.
A decir de algunos psicólogos, la sociedad moderna puede estar favoreciendo el afloramiento de psicopatías al alterar la escala de valores sociales, promoviendo "el campo de la gana, querer y desear, siempre en términos materiales".
Sabemos que en el período prenatal e infancia, existen bases biológicas (fallas hormonales, traumas craneales); genéticas (deficiencias de las marcas cromosómicas) y psicológicas (agresión y maltrato infantil) que favorecen la patología mental; otros factores como tabaquismo, alcohol y drogadicción de la madre, producen falta de oxigenación del feto, que puede terminar por dañarlo en grados variables.
Como dato curioso: el 16% de descendientes de madres fumadoras, en España, tiene antecedentes policiales por violencia y en la actualidad el 15% de los adolescentes llega a manifestarla, aún cuando ésta no sea grave y sí transitoria.
Tenemos mucho trabajo por hacer en el campo de la defensa de los niños que sufren agresión en cualquiera de sus manifestaciones, basándonos en el sentido humanista -que en el "Diálogo" defendemos permanentemente- los porqués debemos actuar; y aún no sintiéndose motivado por ello, considerar seriamente la participación efectiva, ante la realidad y conveniencia egoísta, buscando mejorar las condiciones de seguridad y calidad de vida para el futuro de nuestros hijos y nietos. ¿Acepta sumarse?