El cuatro de noviembre pasado, los norteamericanos se dieron a sí mismos una lección de civilidad al reafirmar el valor de la integración basado en el respeto a la pluralidad, promoviendo el avance de las minorías, con el ascenso a la Presidencia de los Estados Unidos de Norteamérica del primer presidente afroamericano: Barack Obama.
Obama recibió el mandato de George W. Bush, quien dejó la Presidencia con el nivel de popularidad más bajo de la historia de los E.U.A., su "liderazgo moral" lo basó en la "autoridad de la fuerza", dejando a su país con un desprestigio internacional en todos los aspectos, desde los derechos humanos, pasando por la política internacional -con un resentimiento contra los E.U.A. por parte del mundo islámico y Bin Laden, sin ser capturado- y una economía que ha lacerado sustantivamente el empleo, generando altos niveles de pobreza.
Obama -un candidato distinto, un político singular- asumió el cargo el 20 de enero, con una popularidad arrolladora, con dos misiones perfectamente definidas: 1) Restablecer el liderazgo moral, perdido por los norteamericanos frente a sus aliados y 2) Devolver el optimismo a un país en crisis.
Este 16 y 17 de abril, Obama (en una escala previa a su participación en la Cumbre de las Américas a celebrarse del 17 al 19 en Trinidad y Tobago) realiza una visita de carácter oficial a nuestro país, con una política internacional constructiva, reciprocando la atención que el presidente Calderón le diera con su visita el 12 de enero en Washington, en donde acordaron "impulsar una asociación estratégica entre ambos países"; con propuestas de cooperación y colaboración conjunta.
El tema principal del presidente Obama, en lo interno, es dar resultados en la economía para los norteamericanos y en la política exterior, en orden de prioridad podría ubicarse: 1) Asia (China), 2) Europa, 3) Irak y Afganistán (las dos guerras heredadas por Bush), 4) América Latina y 5) México.
Obama ha enviado buenas señales para la relación bilateral, en un gesto de sinceridad ha reconocido públicamente el "extraordinario trabajo" del presidente Calderón. Ambos mandatarios buscan a través de un diálogo respetuoso el enriquecimiento de la relación bilateral, con el reconocimiento de problemas comunes y la búsqueda de compromisos concretos en temas como: Reforma Migratoria, Agilización de los Recursos de la Iniciativa Mérida, Disputas sobre el Transporte Fronterizo, Seguridad y Economía.
Las nuevas políticas manejadas por Obama en el orden económico y en la política internacional son pasos sensibles que reafirman el 70% de popularidad que goza el presidente entre los norteamericanos, que han visto con simpatía su brillante participación en el G-20, o la valiente visita a Irak, que reflejan a un presidente con un estilo político innovador.
El presidente Calderón debe de mostrar una vez más su oficio de vida, sacando todo el provecho político posible a la primera visita en América Latina del presidente Obama.
Lo de la visita del mandatario estadounidense, me recuerda la ocasión aquélla en que el gobernador de Tamaulipas, Horacio Terán, fue invitado a una reunión por el gobernador de Texas, misma que se desarrollaría en la ciudad de Dallas, con su ágil sentido del humor y fina picardía el querido poeta Don Arnulfo Martínez compuso los siguientes versos, para el gobernador que a su edad madura no había contraído nupcias:
Es la tercera ocasión
Que un jefe de nuestro estado
Recibe la invitación
Para ir al otro lado.
Por ser universitario
Y estar bien preparado
El Congreso del Estado
Consideró innecesario
Hacer tal recomendación
Para que no echara malas
Y por la misma razón
Éste sí se dio gusto en Dallas.
