Conozca los secretos de ciertos componentes de multivitamínicos, las dosis más altas que pueden tomarse con tranquilidad y lo que se ha investigado respecto a sus riesgos.
Conozca los secretos de ciertos componentes de multivitamínicos, las dosis más altas que pueden tomarse con tranquilidad y lo que se ha investigado respecto a sus riesgos.
Una comida variada, balanceada, es fuente natural de prácticamente todo lo que el organismo necesita para funcionar correctamente. Pero hay gente que necesita echar mano de los suplementos vitamínicos, que pueden ser importantes en cuestiones nutrimentales, aunque está en duda si protegen de males graves como cáncer o enfermedades cardiacas.
Esto es resultado de las investigaciones hechas por el Informe Especial sobre Vitaminas y Minerales de la Mayo Clinic Women’s HealthSource, el cual indica cómo y cuándo se deben tomar las vitaminas y minerales, las dosis más altas que pueden tomarse con tranquilidad y lo que se ha investigado respecto a sus riesgos y ventajas.
Estos son los puntos clave:
VITAMINA B-3 (niacina): ayuda al organismo a convertir los alimentos en energía y permite mejorar la circulación, así como los niveles de colesterol. Los científicos descubrieron que, cuando se toma en altas dosis, puede reducir la lipoproteína de baja densidad (LDL o colesterol “malo”) y los triglicéridos, además de aumentar la lipoproteína de alta densidad (HDL o colesterol “bueno”).
Las dosis necesarias para alcanzar estos efectos, que normalmente superan los mil miligramos (mg) diarios, pueden ocasionar daños hepáticos. La niacina en dosis altas debe considerarse como medicamento recetado y tomarse sólo bajo supervisión médica.
VITAMINA C: los estudios han demostrado que comer alimentos ricos en ésta disminuye las tasas de cáncer y enfermedades cardiacas. No se sabe con certeza si los suplementos de vitamina C ofrecen los mismos beneficios. Los estudios han demostrado que los suplementos con ella, cuando se toman con otros antioxidantes y zinc, desaceleran el avance de la degeneración de la mácula vinculada al envejecimiento. No obstante, existen pocas pruebas respecto a que la vitamina C evite gripes o disminuya los síntomas de esa afección.
VITAMINA D: se la llama vitamina solar porque la exposición al sol permite que el organismo la produzca. No obstante, en Estados Unidos, una cantidad cada vez mayor de personas presenta deficiencia de ella.
Se ha establecido que una cantidad adecuada de vitamina D y calcio puede evitar o detener la osteoporosis y disminuir fracturas óseas. Las nuevas investigaciones resaltan otros posibles beneficios, como menor riesgo de dolor y debilidad muscular, de trastornos auto-inmunes (como artritis reumatoide y esclerosis múltiple), de enfermedades cardiovasculares y de ciertos tipos de cáncer.
El gobierno de Estados Unidos recomienda que las personas adultas, según su edad, ingieran diariamente una cantidad entre 200 y 600 unidades internacionales (UI) de vitamina D. Ahora, ante los nuevos conocimientos sobre las ventajas de la vitamina D, muchos expertos dicen que la ingesta debe ser de al menos 800 a mil UI diarias.
VITAMINA E: es un antioxidante que protege a los glóbulos rojos y posiblemente desempeña algún papel en la función inmunitaria del organismo. Desde hace mucho tiempo se cree que las dietas ricas en antioxidantes, como la vitamina E, pueden ayudar a disminuir el riesgo para algunos tipos de cáncer y la enfermedad cardiaca. Sin embargo, los últimos estudios plantean que los suplementos de vitamina E no ofrecen los mismos beneficios que las fuentes alimenticias y que hasta podrían ser nocivos para la salud. Las dosis altas de suplementos de esta vitamina podrían aumentar el riesgo de insuficiencia cardiaca o muerte.
Los pacientes deben conversar con sus médicos respecto a los suplementos vitamínicos, las ventajas y riesgos de éstos y las dosis recomendadas.