Aunque el rechazo al proyecto de reestructura de su colosal deuda fue asumido con filosofía por el Grupo Vitro, asumiendo que se trata sólo de un primer round, lo cierto es que la montaña parece empinadísima de cara a mantener la composición accionaria de la firma.
Se diría, pues, que la familia Sada González perderá al final del día el control de la compañía, pese a que éste lo mantiene con sólo 27.8% del capital.
La tragedia del principal fabricante de vidrio en México se inició en octubre del año pasado, al incurrir en un doble default al no cubrir réditos por operaciones fallidas en el mercado de derivados, cuyo monto original se había calculado en 277 millones de dólares… para elevarse después a 366.
Adicionalmente, incumplió en el pago de réditos de una emisión de Certificados Bursátiles que había colocado en mayo de 2002 por un monto de mil 206 millones de dólares.
La acción se volvió en su contra como boomerang, dado que, de acuerdo con las reglas internacionales, la falta de pago de los abonos convierte en automático las deudas de largo plazo en corto.
El monto actual del reclamo es de mil 379 millones de dólares, lo que equivalió a un salto de 873% respecto al débito que arrastraba la firma al final de 2008, cuyo nivel era de 147 millones de dólares.
La intención de la empresa con sede central en Monterrey es cubrir el pago en abonos chiquitos que se extenderían hasta 2018, es decir nueve años adelante.
La exposición de motivos habla de problemas ajenos a la compañía, entre ellos la devaluación del peso frente al dólar.
De hecho, se señala que de los 9 mil 620 millones de pesos de pérdidas obtenidas al cuarto semestre del año pasado, 3 mil 302 corresponden a problemas cambiarios.
La empresa se había negado a transparentar sus estados financieros hasta que prácticamente la Bolsa de Valores la obligó a hacerlo, tras amenazarla con suspender la cotización de sus acciones en el piso de remates.
Ahora que, colocada en el tobogán, la firma volvió a registrar pérdidas multimillonarias en el primer y segundo trimestres de este año.
Por lo pronto, Vitro negocia con dos frentes: uno de bancos extranjeros, entre ellos el Citigroup, con quienes pactó una serie de riesgosas operaciones de derivados, y otro con el grupo de inversionistas que adquirió en nuestro país sus emisiones de Certificados Bursátiles.
Hasta hoy ninguno de los dos ha cedido.
El problema para la firma regia es que la garantía colocada por la emisión de la deuda son sus dos filiales estelares, es decir, Vidrio Plano y Envases. Y el problema, además, es que en el camino contrató un préstamo de 100 millones de dólares con el Banco Nacional de Comercio Exterior, cuya garantía en este caso fue su propia sede corporativa.
Y si le seguimos, la firma Vitro enfrenta un litigio judicial con Banamex a quien acusa de realizar una compra hostil por 14.4% de sus acciones de control, en afán de garantizarse dos asientos en el Consejo de Administración.
Sin embargo, hasta hoy el pleito lo lleva ganando la contraparte, alegando que sólo adquirió dos por ciento de los papeles por cuenta propia, diseminándose el resto entre sus clientes de la casa de bolsa Accival, por más que no ha logrado o no ha querido pelear por el descongelamiento de los papeles. La inmovilización alcanza a 53.5 millones de acciones de la serie A. El problema es que el alud le llegó a Vitro en su peor momento.
Si en 2006 llegó a tener 96.5% del mercado, hoy alcanza menos de la mitad: 41.3%.
La razón es triple: una agresiva competencia de empresas del exterior; la sustitución de vidrio por plástico y la deserción de sus principales clientes.
Pian pianito, por ejemplo, la firma francesa Saint-Goban alcanzaba en 2007 una rebanada equivalente a 16.2% del mercado, en tanto la estadounidense Guardian Industries alcanzó 23.1%… cuando, Vitro tenía 66.5%.
Desde otro ángulo, hete aquí que la clientela que le dio razón de ser, es decir el Grupo Modelo y Fomento Económico Mexicano, se le están rajando.
El primero, principal productor de cerveza en el país, está construyendo una planta de envases en Piedras Negras, Coahuila; el segundo, principal productor de bebidas en el país, está haciendo lo propio en Meoqui, Chihuahua, con una capacidad de 3.82 millones de botellas diarias. Como lee usted, las rendijas son demasiado estrechas.
Balance general
Como era previsible, Teléfonos de México planteó la semana pasada un recurso de reconsideración contra la resolución de la Comisión Federal de Competencia Económica, que lo ubica como dominante en cinco de los mercados en que opera.
El señalamiento, como usted sabe, colocó a la firma encabezada por Héctor Slim en la mira de la Comisión Federal de Telecomunicaciones para recomendar a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes fijarle una regulación asimétrica, es decir reglas específicas para operar.
La posibilidad está planteada en el artículo 159 de la Ley Federal de Telecomunicaciones.
De no prosperar el recurso administrativo, la firma recurrirá al amparo en una larga ruta cuyo punto final podría llegar hasta la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Reaparece Clariond
¿Se acuerda usted del escándalo armado por el empresario Eugenio Clariond Reyes Retana hace 15 años en una reunión del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas, al lanzar ácidas críticas a la política económica del gobierno en turno?
Bien, pues acaba de repetir el numerito, sólo que ahora la andanada apunta hacia los panistas.
De acuerdo con el ex presidente de Industrias Monterrey, México vive la peor contracción de su economía en los últimos años, cuyas repercusiones afectarán a varias generaciones de mexicanos.
El problema lo encuadra el empresario en la carencia de liderazgo en las dos últimas administraciones, a las que califica de fatales. Tanto Vicente Fox como Felipe Calderón han reproducido lo peor que tanto criticaban al PRI.
El panismo, dijo, nos regresó a la prehistoria.
¡Pácatelas!
Otro monopolio
A la callada, un grupo de empresas gaseras prepara una demanda ante la Comisión Federal de Competencia contra la empresa Soni, a quien acusan de prácticas de desplazamiento ilegal de la competencia en Morelos y el Bajío.
El monopolio se disfraza con siete compañías de distintas razones sociales: Gas de Cuautla, Gas de Cuernavaca, Gas de Morelos, Gas del Sol, Gas de Morelos, Gas Primavera e Hidrogás de Cuernavaca. El dueño de la compañía, Salvador Oñate, es el accionista principal del Banco del Bajío.
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