MÉXICO, DF.- En México 9 millones de hogares viven de la informalidad, cifra superior en 3.3 por ciento a lo registrado en 2008, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del INEGI.
De este total, el número donde el jefe de familia está en el empleo informal aumentó 45.3 por ciento en el último año, siendo mayor el aumento en los hogares donde viven 6 o más integrantes, con un 86 por ciento más comparado con 2008.
Para Héctor Nájera, del Observatorio de Política Social y Derechos Humanos, el desempleo, subempleo y la caída en el ingreso de los trabajadores los ha obligado a encontrar mecanismos compensatorios, es decir, arreglos tendientes a garantizar mínimos de sobrevivencia en alimentación, vestido, salud, transporte, educación y vivienda, que pueden tener costos sociales más altos.
"El precio de la compensación puede ser muy alto: deserción escolar, trabajo infantil, delincuencia o violencia en el hogar, pérdidas en la ingesta de alimentos y deterioro de las dietas, postergación de la atención de la salud, entre otros.
"En buena medida, en las economías de mercado existe la apuesta de que a través de su inserción laboral las personas estén en condiciones de acceder a medicamentos, atención médica, útiles escolares, alimentos, transporte y a una vivienda digna ¿Y si éste falla? ¿Qué obligaciones tienen con sus ciudadanos los gobiernos locales y nacionales?", cuestionó.
Explicó que éstos son parte de los estragos que dejó la caída del Producto Interno Bruto en el primer trimestre del año, de un 8.2 por ciento en términos reales, respecto al periodo anterior.