Sin malla de por medio, antes del juego varios aficionados se acercaron a pedir un autógrafo a los jugadores Osmar Mares (Izq. ) y Jorge Barrera. (Fotografía de Ramón Sotomayor Covarrubias)
Joel Flores Maltos
.- Jornada de grandes emociones vivió la afición lagunera la tarde de ayer, donde el ambiente festivo, a pesar del triunfo, se vio limitado por la expulsión de Matías Vuoso, elemento que sin duda será una gran ausencia el próximo fin de semana en casa de los Monarcas.
Fue el de ayer uno de esos triunfos donde queda la sensación de haber podido hacer más a favor de la causa lagunera, incluso de haber perdido y tener una situación mucho más apretada para el partido de vuelta. La alegría en el TSM se hizo presente apenas al minuto 24 de la primera mitad, cuando Carlos Ochoa, el nuevo goleador santista, puso adelante a los locales y todo parecía que se encaminaba al éxito, en una jornada donde sacar el triunfo era prioritario.
Apenas iniciada la segunda parte del duelo, un error de Iván "Guti'' Estrada abrió la puerta para el tanto de la igualada a cargo de Hugo Droguett, gol que cayó como balde de agua fría para los santistas en la tribuna y la banca, abriéndose el camino a un Morelia que se fue encima de los albiverdes. A los pocos minutos, Matías Vuoso consiguió el tanto que ponía una vez más adelante a los santistas, pero el árbitro central Germán Arredondo le invalidó el tanto, provocando las airada reclamación del "Toro'' y con ello su expulsión. Un nuevo golpe al ánimo de los aficionados y al propio equipo de Sergio Bueno, que a partir de ese momento se vio en desventaja numérica en la cancha.
El panorama se tornó negro para los locales, aunque el ánimo no decayó, los Guerreros se reagruparon y nuevamente balancearon la situación, de modo tal que al 61 consiguieron nuevamente irse adelante mediante un segundo tanto anotado por Carlos Ochoa, para nuevamente hacer estallar el júbilo en las tribunas y regresar el ambiente festivo. Los últimos minutos del choque fueron de gran presión para los albiverdes, ya que el equipo de Monarcas se fue con todo adelante y presionó con todo el arco de Oswaldo Sánchez, quedándose muy cerca del empate, al estrellar un balón en uno de los postes del arco santista. El nerviosismo y ansiedad se hicieron presentes en los laguneros, que al filo de la butaca vivieron esos minutos que se hicieron eternos hasta el final, cuando llegó el silbatazo de Germán Arredondo, que salió como el villano del duelo, al verse manchado su trabajo por algunas fallas que definitivamente influyeron en el resultado de este duelo. Pese al triunfo, entre el propio público lagunero, la situación no se ve muy clara en cuanto al futuro, y a pesar de la ventaja parcial de 2-1 a favor de los Guerreros, se piensa que la aduana en Morelia será bastante difícil de pasar, más aún ante la ausencia de Matías Vuoso en la delantera de los albiverdes.
Previo al duelo, el ambiente de fiesta en los alrededores del TSM era evidente, las vialidades que conducen al escenario nuevamente lucieron repletas de vehículos, pero hay que reconocer que se tuvo un mayor orden para el arribo e ingreso al escenario, muchos optaron por llagar con un buen tiempo de anticipación y las quejas fueron mucho menores con respecto a los dos juegos anteriores.
Quienes seguramente habrán hecho berrinches fueron los revendedores, quienes esta vez no tuvieron una jornada con tantas ganancias como ocurrió en la jornada inaugural y el duelo ante América, ya que a las 17:00 horas varios de ellos buscaban terminar las localidades que tenían en su poder, incluso, ya desesperados, las ofrecían hasta en cien pesos y aún menos, a fin de aminorar las pérdidas por esas localidades. Esta vez el lleno no fue posible, la euforia por el nuevo escenario poco a poco se diluye y empiezan a acudir quienes realmente gustan del futbol.
