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Viven un ritual en cada juego

Juan Delgadillo marcó la cruz en la lomita, pero en esta ocasión no funcionó como en la serie ante Diablos.  (Fotografías de Jesús Galindo)

Juan Delgadillo marcó la cruz en la lomita, pero en esta ocasión no funcionó como en la serie ante Diablos. (Fotografías de Jesús Galindo)

Humberto Vázquez Frayre EL SIGLO DE TORREÓN

Vaqueros Laguna se mete de lleno desde antes del juego.

TORREÓN, COAH.- Un verdadero ritual es el que realizan los beisbolistas, previo a un partido oficial de pelota, tal es el caso de Vaqueros Laguna durante su participación en el playoff 2009 de la Liga Mexicana de Beisbol (LMB).

Contrario a lo que se pudiera pensar, los peloteros practican horas antes de cantarse el playball, tanto en la jaula el bateo, así como de fildeo en los jardines y en el diamante. El único en reportar 90 minutos antes del arranque del partido es el pitcher abridor, que en el caso de ayer fue Juan Salvador Delgadillo.

La nave naranja fue citada al filo de las 16:30 horas, para que 15 minutos saltaran al terreno de juego. Todo el plantel trotó un poco para después celebrar una pequeña oración cerca del cajón correspondiente al coach de primera base.

El manager Derek Bryant fue el encargado de dar unas palabras a sus jugadores, sobre todo de motivación, cuando estaban en una posición muy incómoda en la final de la Zona Norte. Tras unos ejercicios de estiramiento, cada pelotero tomó su posición.

Los primeros en tomar turno al bat fueron los que se ubican arriba en el line up, como Dionys César, Sergio Omar Gastélum, Luis Terrero y Emmanuel "Peque" Valdez, mientras que Bryant se colocó en el círculo de espera, desde donde dio indicaciones.

"Música" gritó el manager norteamericano, y es que la práctica se desarrollaba en completo silencio. Cuando no estaban en su turno, tanto el "Peque" como Gastélum se sentaron detrás del pentágono sobre la malla protectora para las butacas numeradas, justo en medio de los palcos home número siete y ocho. Veinte minutos antes de las seis de la tarde se abrieron las taquillas del estadio, por lo que rápidamente comenzó a poblarse la localidad de butaca libre, aunque todavía con el sol cayendo a plomo en el inmueble de la avenida Juárez. Justamente a las 18:00 horas los integrantes de Vaqueros Laguna se metieron al dugout, ya que tocaba turno en el campo de los visitantes, Saraperos de Saltillo, donde algunos comenzaron a asomarse desde la caseta.

Todo el equipo se deshizo de sus playeras y bermudas de entrenamiento, para que una hora antes del encuentro salieran al terreno de juego.

El primero en pisar el campo fue el coach de tercera base, José Luis Luna, seguido del coach de pitcheo, Miguel Solís, gran lanzador en décadas pasadas.

Cuando el coach explicaba el ritual de los abridores, salió con rumbo al bullpen el tabasqueño Juan Salvador Delgadillo, todo un supersticioso, sobre todo cuando está programado para abrir. Después de varios rituales, incluidas constantes persignadas.

El mono de la buena suerte, Enrique, de Plaza Sésamo, fue colgado en la caseta para que los peloteros comenzaran a golpearlo de manera simbólica, tal como sucedió constantemente en la serie ante los Diablos Rojos del México.

Francisco Madero señaló que casi todos los jugadores tienen la cábala de no pisar la línea de cal, que delimita el terreno bueno con el de foul.

Como ya es una tradición, Delgadillo marcó detrás de la loma una cruz, la cual lo acompaña en la mayor parte del partido, aunque como al igual que Baudel Zambrano, Víctor Santos y Alberto Manrique, sufrió con los tablazos de los visitantes.

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Escrito en: vaqueros laguna

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