Muertos. Esta imagen fue la más 'decente' que vieron los vecinos y funcionarios de casilla de la colonia Compresora este 18 de octubre.
Pecho tierra, con las manos en la cabeza o en los oídos para mitigar el sonido de las ráfagas y en el pensamiento una plegaria, los encargados de la casilla 1286, instalada en la escuela Álvaro Obregón de la colonia Compresora, sobrevivían la jornada electoral este 18 de octubre.
Eran las 12 del día y pensaban que había pasado lo peor: el aterrador hallazgo de las 7 de la mañana, cuando justo frente a la primaria un grupo de policías delimitaba el área donde "amanecieron" dos cadáveres de hombres cuyas camisetas ensangrentadas cubrían sus cabezas dejando ver huellas de tortura en sus cuerpos.
Con este panorama inició su jornada la presidenta de esa casilla, Lucía Vázquez Hernández.
Aun así, tanto Lucía como las diez personas que estaban en la primaria, entre encargados y observadores de partidos políticos, continuaron con su trabajo para el que se prepararon con un mes de anticipación.
Lucía luchaba para dejar de lado las imágenes mentales de la movilización policiaca por los cuerpos inertes del domicilio de la calle Alejandro Casas, casi lo logra, eran ya las 12 del día y para entonces en el lugar donde habían estado los cadáveres yacía una cruz de cal y un cirio en señal de luz divina.
Para esa hora, el trabajo también ayudaba a olvidar, pues 110 personas habían acudido a votar de un total de 620, muchas más de las esperadas por lo acontecido, lo que motivó al resto del grupo que permanecía cerca de la urna y al frente de las mesas con la lista nominal.
La tranquilidad duró poco, minutos después del medio día unas fuertes detonaciones en ráfaga que se escucharon cerca de la primaria despertaron el temor tanto de los funcionarios de casilla y observadores como de los vecinos de las colonias Compresora y Torreón y Anexas.
"Acaba de suceder, nos arrojamos todos al piso, nos pegamos a la pared porque los salones están cerrados, la casilla ahorita también está cerrada hasta que tengamos nuevo aviso del IEPC", explicó la presidenta con voz firme y serena mientras sus ojos parecían retener lágrimas.
El resto del grupo decía chascarrillos denotando nerviosismo por lo ocurrido.
Todos estaban sucios y sacudiéndose aún el polvo de la ropa tras haberse arrojado al piso por lo ocurrido.
En ese lapso hubo varias personas, entre ellas algunas de la tercera edad que alcanzaron a llegar a la escuela pero no pudieron emitir el voto tomando la determinación de retirarse ante el clima de inseguridad que prevalecía.
Posteriormente el ruido de unos enfrenones y rondas de un grupo de patrullas en dirección a la colonia Torreón y Anexas, contigua a la Compresora, llamaron la atención de los vecinos quienes empezaron a asomarse por las ventanas y luego a salir de sus domicilios.
A lo largo de toda la calle Gustavo A. Madero había corrillos de personas que interpretaban lo sucedido con ademanes, señalando e incluso aproximándose hasta la mitad de la calle.
En colonias cercanas, como el fraccionamiento Morelos, el panorama era el mismo, vecinas comentando las constantes balaceras, el paso de vehículos sospechosos y el hastío de la gente ante la violencia que viven en ese sector. "Es el colmo, ahora resulta que ni salir a votar puede uno hacer en santa paz", dijo una vecina que acudió a la casilla 1298 de ese fraccionamiento donde a las 13:00 horas habían acudido a votar 60 personas de una lista de 452.
Cerca de la Casa del Cerro, en la Durangueña, los funcionarios de la casilla 1284 también sabían de la balacera: "Dios nos guarde, hasta ahorita nomás se han escuchado balazos de aquel lado, ojalá y ya no siga, váyase con cuidado", dijo la presidenta.
