Para don Giorgio D'Angelli, promotor de la buena vida, la buena cocina, la alegría y la amistad.
Cuando yo era chico oí a uno de mis tíos que al regresar de la votación para presidente, orondo dijo "¡yo voté por Cantinflas!"; a mis pocos años, pensé: ¿para qué puede servir un voto por Mario Moreno, si él ni se postula ni quiere ser presidente?; muchos años después ese voto de mi tío tiene otro significado.
Lo que ocurre es que, en los años 50 y 60 había un discreto rechazo al voto y una franciscana resignación a que siempre ganara el PRI y a que los mismos políticos estuvieran siempre en el candelero, por lo que algunos ciudadanos votaban en son de burla; pero hoy el asunto se ha convertido en algo importante, en un movimiento creciente de rechazo al voto, no por el voto en sí, sino porque ninguno de los candidatos, ninguno de los partidos políticos merece nuestro voto.
La deformación progresiva de lo que pudo haber sido un camino inteligente y civilizado hacia la democracia es culpa de los partidos políticos, de los legisladores de la actual legislatura y de las leyes y ordenamientos que convirtieron al voto una mercancía despreciable.
¿Merece mi voto alguien del PRI, que quiere regresar a las viejas prácticas, y que como oposición ha bloqueado todas las iniciativas para mejorar a México?, ¿merece mi voto si en sus filas aún militan personajes dignos de una novela sobre Al Capone? ¿Voy a votar por el PAN, que ha mostrado que las derechas también pueden ser incapaces e ineficientes, que sus funcionarios se arropan en la religión para violentar la Ley, que son en ocasiones tan corruptos como los que más?
¿O votaré por un PRD que no existe, que tiene dentro de sus filas a individuos peleados a muerte con sus compañeros, que acepta que uno de sus miembros promueva a partidos opuestos sin que lo corran?, ¿votaré por el señor de las ligas?, ¿o por personajes que han estado presos por cohecho o robo? Y por supuesto que ni siquiera pienso votar por ninguno de los partidos pitufos, que solamente están ahí para medrar; ¿sabía usted, estimado lector que esos partidos, el Partido del Trabajo, El Verde, Convergencia, Panal, Partido Social Demócrata, le cuestan al país, a usted y a nuestros impuestos más de mil millones de pesos al año?, ¿votaría usted por alguno de los personajes que sólo se inflan los bolsillos en el negocio de la política? Pero al parecer esto no inquieta a los políticos, como ejemplo, el coordinador del PRD en el Senado dijo orondo: "no importa, de todos modos tendremos 500 diputados al fin del año", o sea que ellos viven en su mundo aparte y los votos les importan un comino.
El asunto es grave, millones de mexicanos dudamos en votar, porque al hacerlo convalidamos todo el siniestro teatro que está en manos de los políticos, tenemos voto, pero no tenemos voz, no tenemos "representante", no hay quien represente justa y cabalmente nuestras aspiraciones y nuestras demandas. ¿Hay algún candidato que ofrezca disminuir el número de legisladores?, ¿hay alguno que ofrezca eliminar el fuero?, ¿alguno que prometa transparencia total?, ¿hay alguien que ofrezca abrir Pemex a la inversión pública?, ¿o perseguir y encarcelar a los líderes sindicales corruptos? Si esto fuera, yo votaría por él o por ella, sin importar a qué partido pertenece.
Pero como esto no sucede, yo soy en ese momento del 62.4% de mexicanos que, o no van a votar o votarán para anular su voto... y aún hay más.