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'W'

Diálogo

YAMIL DARWICH

En días pasados, la declaración del presidente de México, Felipe Calderón Hinojosa, en referencia a que habíamos superado la recesión y que presentamos un crecimiento del 3.5% en el último trimestre, despertó una enorme oleada de comentarios, en general negativos.

Habrá que agregar otro, también aventurado, en el que acusaba a los empresarios mexicanos de hacer pagos menores de sus impuestos. En el caso, la respuesta de los señalados fue airada, basando su defensa en las propias leyes hacendarias.

Al parecer ambos tenían parte de razón y el señalamiento encendió llamaradas vivas que de pronto y con la misma velocidad se apagaron, con el silencio los medios de comunicación. ¿A qué se debería?, ¿será mentira o verdad?

De nuevo, encontramos diferencias entre la verdad jurídica y la moral, algo muy grave para una sociedad que pretende vivir con reglas.

En ese ambiente económico y de inconformidad social evidente, aparece la advertencia de algunos economistas, quienes afirman que corremos el riesgo de estar en una situación financiera que llamaron "W"; esto es, de gráficas de ascensos contra caídas pronunciadas en los resultados, algo que generaría mayor insatisfacción y, en algunos casos que no son los menos, desesperación de cabezas de familia, que ven limitadas o imposibilitadas sus aspiraciones de poder cumplir sus responsabilidades económicas.

Es mayor la indignación del ciudadano común y corriente, cuando conoce el despilfarro de integrantes del poder Legislativo, que han programado para el año 2010, la cantidad de cinco mil quinientos sesenta y un millones, setecientos noventa y tres mil seiscientos cuarenta y dos pesos. Trate de pronunciar la cantidad en voz alta, de golpe y sin tomar aire.

Hay algunas partidas presupuestarias que son verdaderamente ofensivas, dineros que representan ingresos de personas, quienes no los alcanzarían en el medio privado, donde la competencia es fuerte y triunfa el más preparado. Recuerde que hace poco tiempo, la UNAM les ofreció un programa de estudios "a la medida" para aquellos que no cuentan con el nivel de licenciatura.

Además de los súper sueldos, debemos incluir prestaciones múltiples, que incluyen boletos de avión, pagos de casetas de cobro en autopistas, combustibles, vehículos, comidas de calidad, seguros de vida, gastos médicos para ellos y sus familias y pagos a ayudantes o auxiliares; los principales secretarios, gozan de ingresos muy por encima de los cien mil pesos y prestaciones extraordinarias que rebasan con mucho esa cifra escandalosa.

Con esas informaciones, los ciudadanos nos enardecemos y prácticamente somos incitados a la rebelión, caso que ha sucedido a lo largo de la historia: con Iturbide y sus impuestos a cobrar por tener ventanas; Santa Anna y los préstamos obligatorios; o los monopolios y concesiones para allegados de Porfirio Díaz, abusos que crearon el medio de cultivo ideal para que se diera la Revolución Mexicana, cuando además de dinero, los mexicanos debieron prestar servicios militares obligatorios para luchar contra otros hermanos.

Esa misma "W", la podríamos aplicar a la vida social nacional, aunque bien haríamos en expresar la "doble V" en mayúsculas y minúsculas: "Vv"; así, recorrer el vértice de calidad de vida de los indígenas mexicanos que al menos comían y vestían suficientemente, para luego, por la conquista, sufrir la caída estrepitosa en sus esperanzas de sobrevivir, que aunada a las enfermedades diezmó a la población.

Años después, las espigas servirían para marcar el alza de condiciones de vida de aquellos indios que recibieron las tierras que les pertenecían. Luego, aplique el mismo análisis a la Independencia, para regresar a una caída, por la pésima administración durante las primeras decenas de vida independiente. Por cierto, la rebelión de los españoles americanizados, fue causada por los excesos en cobros de impuestos y derechos de explotación.

Si analizamos desde la perspectiva histórica de caídas de las "Ves", descubriremos que corresponden a los principales movimientos armados; a la Independencia y Revolución Mexicana, por ejemplo.

Históricamente, la clase media ha sido la que soporta las cargas impositivas y debe enfrentar, con su trabajo mal remunerado y altos impuestos, el costo de la administración del Estado. Eso no es privativo de México, sino del mundo capitalizado y en sí no es problema; éste, viene cuando el peso del esfuerzo es mayor a las posibilidades de quienes lo soportan.

No es suficiente que los políticos disminuyan sus "dietas" y que el sistema se vuelva más eficiente; es necesario que el esfuerzo sea de todos y en conjunto, de ser necesario, aportemos nuestro sacrificio.

Es la propuesta, discutida, de quienes insisten en cobrar un impuesto único al valor agregado, que tiene el principio de equidad: "que pague más el que más consume".

Aunque hayamos perdido calidad de vida por la crisis económica, inseguridad y pocas oportunidades de ejercer libertad, aún es tiempo de recuperarnos y, sobre todo, defender la paz. ¿Qué opina?

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