La cifra no puede ser más reveladora: en los últimos cuatro años ha llegado a Saltillo 16 veces más inversión privada que a Torreón. Según los datos incluidos en el cuarto informe de gobierno de Humberto Moreira, titular del Ejecutivo Estatal de Coahuila, la iniciativa privada, de 2006 a 2009, ha invertido 6 mil 843 millones de dólares, de los cuales, 4 mil 502 millones se han quedado en la región sureste, es decir, el 65 por ciento.
Esta cantidad contrasta con los 282 millones de dólares que arribaron a La Laguna en el mismo periodo, lo que se traduce en apenas el 4.1 por ciento del total del estado. La sequía de inversiones ha hecho que la Comarca Lagunera ocupe el penúltimo sitio en este rubro en Coahuila, sólo por encima de la región carbonífera.
Si bien es cierto que la derrama económica en el estado ha sido insuficiente para frenar el desempleo, que en el tercer trimestre del presente año en Coahuila alcanzó una tasa del 9.7 por ciento, la más alta de todo el país, es en esta región donde la falta de trabajo se ha agudizado por las escasa creación de empresas y el recorte y cierre en las ya instaladas.
Lo anterior ha quedado en evidencia con varios fenómenos sociales. Por ejemplo, el comercio informal se ha incrementado considerablemente en Torreón en los últimos años. Actualmente existen 21 mercados informales o tianguis que acogen a más de 3 mil vendedores ambulantes. Según los reportes del departamento municipal de Plazas y Mercados, la población flotante que se dedica a la venta de artículos usados en sus casas es por lo menos el doble.
Otra muestra la dan las ferias del empleo que organizan las oficinas de desarrollo y fomento económico de los gobiernos estatal y municipal, las cuales registran cada vez menos vacantes para un mayor número de solicitantes. Una de las ferias más recientes organizada en esta ciudad se llevó a cabo el 28 de octubre pasado. A ella acudieron más de mil personas desempleadas, las cuales se disputaron las apenas 200 plazas que fueron ofertadas.
Para muchos esta difícil situación es consecuencia de la crisis económica que se vive a nivel internacional. La mayoría de las empresas ha cancelado sus proyectos de expansión y algunas de ellas han tenido que cerrar plantas para afrontar la recesión. Pero llama la atención que siendo el entorno actual adverso para todas las regiones de Coahuila, La Laguna sea de las más afectadas, como lo muestran los datos arriba mencionados. ¿Qué ha pasado, entonces, en esta comarca?
Para el alcalde panista de Torreón, José Ángel Pérez, la explicación se encuentra en la "falta de apoyo -por parte del Gobierno del Estado- para mejorar las condiciones para la generación de inversiones y empleos con partidas destinadas para este fin".
Por su parte, el gobernador Humberto Moreira Valdés, en su mensaje con motivo del cuarto informe de resultados, reconoció que tiene "un gran reto para que Torreón sea más competitivo y podamos desarrollar aún más inversiones".
Pero más allá de los discursos oficiales, podemos identificar cuatro factores que han contribuido para poner a esta región como uno de los peores destinos para nuevas inversiones. En primer lugar, la falta de coordinación entre los tres niveles de Gobierno. El distanciamiento entre los delegados federales, los funcionarios estatales y la administración municipal ha sido el común denominador en los últimos cuatro años. La indiferencia y los pleitos, sobre todo entre el Estado y el Ayuntamiento, impidieron que se sumaran esfuerzos para crear una política económica enfocada al desarrollo regional.
En segundo término podemos citar la pobre labor desempeñada por las áreas de fomento económico, sobre todo la municipal. La promoción efectiva de la ciudad en el país y en el extranjero definitivamente no fue prioridad en la administración que está por concluir. Tampoco el Gobierno Estatal ha tenido el mismo interés en impulsar a esta región en materia económica como lo ha hecho con el centro y sureste de Coahuila.
Como tercera causa de la sequía de inversiones en el municipio se puede mencionar el marcado rezago en cuanto a espacios de hospedaje industrial e infraestructura urbana. A la par que se ha dejado de invertir en la creación y mejoramiento de parques industriales, los servicios básicos de la ciudad -pavimento y alumbrado, principalmente- se han deteriorado por el abandono de las autoridades.
Por último, está el factor de la imparable ola de delincuencia y violencia que azota a la comarca. Y es que para un empresario es poco alentador invertir en una región en donde los gobiernos no pueden garantizar un mínimo de seguridad para su recurso humano, material e inmobiliario. Así lo demuestran las cifras recientemente dadas a conocer: incremento del 86 por ciento en los homicidios en comparación con el año anterior, y siete robos de auto al día en promedio.
Luego de analizar estas cuatro causas, no cuesta trabajo adivinar por qué no llegan las inversiones a La Laguna.
Un ejemplo que ilustra la falta de visión de las autoridades lo da el flamante Territorio Santos Modelo (TSM). Esta es sin duda la inversión privada más importante en la región, quizá en toda la década. Más de 100 millones de dólares invertidos por una cervecera en un importante complejo deportivo, comercial, cultural y religioso, que creará empleos y detonará la zona nororiente de la ciudad. Los gobiernos Estatal y Municipal invirtieron en conjunto alrededor de 150 millones de pesos del erario en una obra privada, en vez de utilizar ese dinero para arreglar las vialidades que conducen a la nueva casa del Santos Laguna y así evitar el caos vial que en cada juego o espectáculo se registrará. No cabe duda que siempre puede más el oportunismo.
