Más allá de los discursos triunfalistas del presidente Felipe Calderón, la realidad es que cada día es más preocupante la situación económica de México. Incluso recientemente la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), advirtió que la actualidad mexicana es la más preocupante de toda América Latina.
La Cepal justificaba su preocupación en la caída de 7.0% del Producto Interno Bruto proyectado para este 2009, además de la baja en las reservas internacionales y el alza de la deuda pública.
Esta situación se ha reflejado en el incremento de personas desempleadas. De esta forma de julio a septiembre, 560 mil mexicanos perdieron sus puestos de trabajo, de acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
Mientras que en septiembre de 2008 la desocupación afectó a 1.91 millones, ahora en septiembre de 2009 hay 2.93 millones de personas sin trabajo, de acuerdo a la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del INEGI.
En este escenario suena muy inverosímil el discurso oficial que afirma que ya hemos dejado atrás la crisis, tal vez lo único cierto es que el país ya tocó fondo y por ende ya no está en caída libre, pero lo cierto es que la recuperación será muy difícil, sobre todo cuando la clase política apuesta por más impuestos, mismos que inhiben la inversión y por tanto la generación de empleos.
Sin duda, México tendrá un triste final de año en materia económica. Y aunque son muchas las voces que advierten los riesgos del sistema fiscal aprobado, el presidente Calderón opta por pelearse con los empresarios en vez de hacer un llamado a la unidad. Qué lejos se ven los días de campaña de Calderón cuando se autonombraba el presidente del empleo, hoy los reportes del INEGI nos llevan a preguntarnos: ¿y dónde están los empleos?
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