Confieso que no pienso mucho en 2010 como el año del bicentenario de la Independencia y centenario de la Revolución; un examen serio de lo que han representado esas dos gestas nos hace reconocer que no lograron lo que se proponían y que hoy México tiene aún carencias y atraso como hace cien o doscientos años.
Pero creo que, después del año terrible que vivimos, en el que buena parte de la responsabilidad de la crisis educativa, económica, energética, sanitaria, etc. la tuvieron las autoridades, del presidente para abajo, y después de que ha sido evidente la enorme distancia entre funcionarios y ciudadanos, creo que debemos proponernos que 2010 sea el año de los ciudadanos.
No, no estoy proponiendo que hagamos marchas y plantones, que sólo sirven para enardecer a los ciudadanos sin que nada cambie; no estoy proponiendo tampoco levantamientos, o boicots, ni menos insurrecciones inútiles, lo que propongo es que los ciudadanos exijamos a las autoridades que nos obedezcan, así de sencillo.
De acuerdo con la Constitución, desde el presidente para abajo, son mandatarios, es decir, tienen nuestro mandato, y nuestro único mandato es que trabajen para que el país pueda enderezar el rumbo y salir de la profunda crisis real y emocional en que se encuentra.
Sé que los funcionarios del Gabinete del presidente son elegidos por él, pero el presidente tiene nuestro mandato y debe exigirles que trabajen, y que trabajen bien.
Sé que los legisladores han sido en su mayoría elegidos por los ciudadanos, pero la realidad es que nunca vuelven a hacer caso de lo que los ciudadanos queremos; están sólo atentos a sus encuestas de popularidad e ignoran olímpicamente nuestras necesidades y reclamos.
2010 debe ser el año de los ciudadanos, propongo formalmente que nos convirtamos en un ejército virtual que asedie al presidente y sus secretarios, a diputados, senadores, gobernadores y presidentes municipales, con miles, millones de correos electrónicos o twitters para que sepan que no somos indiferentes a sus acciones, y que apoyamos las propuestas que hizo el presidente Calderón para cambiar la forma de hacer política, que deben convertirse en leyes para que, con transparencia y rendición de cuentas podamos premiar o castigar con nuestro voto a los funcionarios.
Propongo que el presidente Calderón, en lugar de estar pidiendo ayuda a los jerarcas de los partidos políticos, se dirija a nosotros, el pueblo, y pida el apoyo para que lo que es la voz de los ciudadanos se convierta en clamor, en exigencia, en demanda urgente para que las cosas cambien.
No podemos seguir indiferentes ante lo que sucede; hay que entrar a alguna de las páginas www.presidencia.gob.mx, o a www.diputados.gob.mx o a www.senado.gob.mx y mandar uno, diez, mil, cien mil mensajes exigiendo que trabajen y diciéndoles qué queremos para México.
2010 debe ser el año de los ciudadanos; usted, estimado lector, también tiene tarea.
