Padecimiento. Son 30 los internos del Cereso de San Pedro que padecen de la hepatitis del tipo C.
En el Cereso de San Pedro hay 140 internos, de los cuales 30 tienen hepatitis "C". Cuando se descubrió el problema del contagio, en 2002, había 70 enfermos de ese padecimiento, pero 40 han recuperado su libertad y no existe un control sobre ellos.
La historia
El descubrimiento de la epidemia ocurrió con la muerte del joven sampetrino, Ismael Medina Martínez, el 21 de julio de 2002 en el Hospital General de Torreón, víctima de esa enfermedad.
Poco antes de morir, el joven adicto a la "chiva" -sustancia tóxica hecha a base de heroína-, confesó a su madre que se drogaba junto con otros amigos, con la misma jeringa, pero lo había dentro y fuera del Cereso, donde fue recluido en dos ocasiones.
Ante esa situación, se decidió examinar a todos los internos y alrededor de 70 casos dieron positivo de los 120 internos que había en ese entonces, motivo por el cual tuvo que intervenir la Secretaría de Salud para evitar mayor contagio. A ocho años de distancia, la doctora del Cereso, Graciela Peña Domínguez, informa que todavía tienen 30 internos con la enfermedad, que sí es contagiosa por medio de la sangre, pero el número no se ha incrementado.
La enfermedad es incurable
Sin control
Al quedar en libertad los reclusos contagiados de hepatitis "C", no se tiene un control sobre su enfermedad y podrían contagiar a otros, reconocen las autoridades.
