EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

365 días de la mujer

Periférico

ARTURO GONZÁLEZ GONZÁLEZ

No puede ser más hipócrita la actitud de los gobiernos -dominados aún por hombres- en México respecto a la situación de las mujeres. Cada 8 de marzo las autoridades llevan a cabo actos públicos para "celebrar" a la población femenina con discursos huecos llenos de lugares comunes. Lo cierto es que, como de costumbre, la realidad convierte en vacío y embuste la verborrea de nuestros gobernantes.

La violencia de género sigue siendo en México cosa de todos los días. Según datos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), 7 de cada 10 mexicanas mayores de 15 años ha sufrido algún tipo de violencia (verbal, física, psicológica, sexual y/o económica); en un tercio de esos casos los agresores son los novios o esposos. Además, 3 de cada 10 mujeres en este país ha padecido violencia en sus lugares de trabajo.

Dentro de este escenario, no es de extrañar que la mayoría de los crímenes cometidos contra mujeres (homicidios, violaciones y agresiones físicas) queden impunes. El ejemplo más claro y vergonzante es el de Ciudad Juárez, en donde, según datos oficiales, por lo menos 600 mujeres han sido asesinadas o desaparecidas en los últimos años. Pero esta situación no es privativa de la megalópolis fronteriza, sino que también se reproduce en entidades como el Estado de México y Jalisco.

Nuestro país es uno de los primeros 15 a nivel mundial en cuanto al número de asesinatos de mujeres se refiere, y uno de los 30 en donde más violaciones se cometen. Nada de qué enorgullecerse.

No obstante, la visión machista que predomina en la sociedad y alcanza a las instituciones, no permite contar con datos más certeros sobre la violencia contra las mujeres. Muchas legislaciones estatales incluso castigan el delito de violación con penas corporales no mayores a los 10 años, lo cual es a todas luces injusto si consideramos el daño físico, psicológico y moral que deja este tipo de ultraje.

Al desdén tradicional sobre este tipo de asuntos por parte de las autoridades, hay que sumar la alerta actual por la descomposición generalizada de la seguridad pública a nivel nacional. Los casos de mujeres asesinadas y violentadas parecen perderse hoy en las enormes listas de la estadística roja dejada por la delincuencia común y organizada, y la "guerra" contra éstas.

Pero no sólo es la violencia manifiesta, también están la falta de equidad y la discriminación. De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), el 62 por ciento de las mexicanas mayores de 14 años trabaja sin recibir remuneración alguna; o sea, alrededor de 26 millones de mujeres, en su mayoría adolescentes, jóvenes y ancianas que desempeñan tareas domésticas y familiares. Además, según el INEGI, una mujer trabaja 78 por ciento más horas que un hombre. La distribución desigual de las tareas del hogar y del cuidado de los hijos hace que muchas madres de familia laboren de gallo a grillo, como vulgarmente se dice.

A pesar de que las mujeres son mayoría en México -por cada 100 de ellas hay 96 hombres-, y que ya representan casi el 50 por ciento de la fuerza laboral del país, los varones concentran los privilegios en la vida pública. Trabajadoras que ganan menos dinero que sus compañeros pese a ocupar el mismo puesto, solicitantes que son relegadas por el solo hecho de ser mujeres, y empleadas embarazadas que son despedidas, son historias que se repiten en todas las ciudades a lo largo y ancho de nuestro país.

La desigualdad se observa más claramente en el ejercicio del poder. Nunca una mujer ha llegado a la Presidencia de la República. En 30 años sólo seis mujeres han ocupado los máximos cargos ejecutivos en entidades federativas. Menos del 5 por ciento de las alcaldías están a cargo de individuos de sexo femenino.

En Coahuila, por ejemplo, ninguna mujer está al frente en las 13 secretarías generales; en Durango, sólo 4 de las 17 dependencias son encabezadas por mujeres. Lo mismo ocurre en los ayuntamientos. En Torreón sólo 3 de las 30 direcciones y departamentos municipales tienen a una mujer como titular.

Por todo lo anterior, resultan irritantes las declaraciones que acostumbran hacer los presidentes, gobernadores, alcaldes y políticos en general, durante los actos llevados a cabo en este día. Porque la situación de las mujeres en México no va a cambiar con demagogia ni discursos vacuos, sino con una transformación de patrones culturales y políticas públicas articuladas que fomenten una verdadera equidad y que en realidad protejan los derechos de esa mayoría de la población que son las mujeres. Y para eso se requiere no uno, sino 365 días de la mujer al año.

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 506321

elsiglo.mx