Unas sesenta mil personas acudieron ayer domingo al acto conmemorativo
Llorando entre filas interminables de ataúdes, decenas de miles de personas se reunieron ayer domingo en Srebrenica para enterrar a cientos de víctimas en el decimoquinto aniversario de la masacre ocurrida en este pueblo del este de Bosnia, la peor en Europa desde la era nazi. Para el funeral más grande realizado hasta ahora en Srebrenica, se excavaron tumbas en toda una ladera donde se enterraban los restos en 775 ataúdes.
Aunque se trató de centenares, representaron menos de un décimo del total de hombres y niños musulmanes ejecutados cuando fuerzas serbias tomaron el control del pueblo protegido por la Organización de las Naciones Unidas el 11 de julio de 1995, durante la guerra bosnia de 1992-1995.
En ese momento, unos 30, 000 musulmanes bosnios había huido en busca de refugio a una base militar de la ONU en un suburbio del pueblo, llamado Potocari, pero cuando las fuerzas serbias llegaron, soldados holandeses en minoría ante las tropas se vieron obligados a abrir las puertas de la fortaleza.
Los serbios separaron a hombres y niños, los pusieron en camiones y se los llevaron. La mayoría nunca fue vista con vida de nuevo.
El monumento de Srebrenica se erige al otro lado de la vía en la que operaba la base de la ONU. Los cuerpos enterrados el domingo fueron recuperados de una fosa común e identificados con pruebas de ADN.
Unas 60, 000 personas acudieron al acto conmemorativo de ayer domingo. Familiares caminaban entre las fosas y filas de ataúdes verdes, en busca de los nombres de sus seres queridos.
Oraciones musulmanas se mezclaban con el llanto y discursos de mandatarios que condenaban la masacre y pedían que los culpables sean castigados.
Nadie estuvo presente en representación de la ONU en la ceremonia. El presidente serbio Boris Tadic fue el primero en llegar. Dijo que venía en un “acto de reconciliación”.
Quiero “construir puentes de confianza y entendimiento entre las naciones de la región”, dijo en Belgrado.
