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A clases

Las laguneras opinan...

ROSARIO RAMOS SALAS

El próximo lunes regresan a clases casi 30 millones de estudiantes. Las vacaciones han quedado atrás. Los niños y sus papás están ya más que listos y deseosos de iniciar clases. En los últimos días los padres de familia se han ocupado preparando el inicio del ciclo escolar de sus hijos. Los problemas que deben enfrentar son muchos: compra de uniformes, libros y útiles, identificación y forrada de libros, compra de loncheras, mochilas y un largo etcétera.

Con lista en mano buscan conseguir en librerías, papelerías y tiendas de autoservicio los mejores precios para útiles y libros que les piden. Las listas por grado escolar son interminables, hasta papel de baño deberán comprar. Y el ingreso promedio de las familias no alcanza para surtir los útiles de uno, dos o cuatro hijos.

La lista de libros para un niño de sexto de primaria en una escuela particular asciende a casi dos mil pesos. La madre de este niño es peinadora en un salón de belleza, con un ingreso de no más de cinco mil pesos y está preocupada porque no sabe cómo le va a hacer. Son sólo los libros me dice, falta lo que hay que gastar en útiles. La novedad es que los libros tiene que comprarlos por Internet, haciendo un depósito en una cuenta bancaria y luego le entregan los libros. La escuela tiene subcontratada la venta de los libros. Uno más de los absurdos que caracteriza a nuestro sistema educativo. ¿Por qué si la SEP entrega libros gratuitos, piden además en las escuelas particulares otros libros? Estos niños tienen dos clases de libros: los gratuitos otorgados por SEP y pagados con nuestros impuestos y los comprados por los padres. Los profesores alegarán que los gratuitos no son buenos porque si pensaran que son buenos no harían gastar a los papás dos mil pesos por niño. Y la SEP no gastaría en imprimir tal cantidad de libros. Pocas escuelas implementan el sistema de renta de libros y de reuso de libros de un año a otro.

En estos días he visto de cerca el vía crucis de dos madres intentando un lugar para sus hijas en la preparatoria. Resulta que les dicen que ya no hay lugares en las preparatorias oficiales. Han recorrido CEBATIS, CEBEQUIS y otras prepas y no lograron lugar. Sus hijas presentaron examen de admisión, cuentan con buen promedio, pero el problema es según me dicen, que sortean los lugares disponibles y ellas no han tenido suerte. La educación se deja ahora a la suerte. Acudieron entonces a una preparatoria particular de las más económicas: 6,000 pesos el semestre, fue la respuesta. Ambas mujeres no ganan más de 5,000 pesos. Sus hijas están tristes y sus mamás desesperadas. Por ahora no podrán continuar su educación.

Otra novedad, tiene que ver con la venta de comida "chatarra" en las escuelas. Todo empezó cuando nuestras autoridades se dieron cuenta que la población infantil de México punteaba entre las más obesas en el mundo. ¿Cómo habíamos llegado hasta este punto? ¿Quién o quiénes eran los responsables? Las autoridades o los directivos de las escuelas que permiten el establecimiento de tienditas, chamoiceros, dulceros, gorderos, que venden sin tener idea del valor nutritivo de lo que venden, o los padres de familia que dan dinero a los hijos porque no tienen tiempo de preparar en casa un desayuno adecuado y saludable, o los niños que son antojadizos y les encanta comprar en el recreo.

El caso es que cuando se dieron cuenta la población infantil ya estaba en los primeros lugares de obesidad infantil. Entonces comenzaron a preocuparse y a elaborar listas de lo que sí se iba a poder vender y de lo que no. Pero a final de cuentas anuncian que han quitado sólo unos cuantos productos "chatarra", pero que otros continúan.

Actualmente las tienditas de las escuelas, muchas de ellas manejadas por los mismos padres de familia venden gorditas, burritos, pastelillos, galletas, dulces, refrescos, productos que aportan exceso de harinas y azúcares.

Cuánta educación nos falta, cuánto sentido común, organización y atención de parte de los padres. En mis tiempos íbamos a la escuela habiendo desayunado en casa, pero además preparábamos en casa un lonche para llevar y comer durante el recreo. Había ocasiones en que desde la noche anterior dejábamos listo el lonche. Estoy segura que si los papás se organizan y comparten con los niños la tarea, esto saldrá más barato y saludable que darles a sus niños dinero para comprar comida "chatarra".

Otro problema: los puentes. Empieza un nuevo ciclo escolar y ya pronto tendremos el megapuente por las fiestas del Bicentenario. Bendito Bicentenario.

Sin duda ser padre o madre es una gran responsabilidad. Los papás de esos 30 millones de niños tienen una enorme y difícil tarea que no debe cansarnos nunca y que sumando con los maestros y autoridades debe ser tarea prioritaria en nuestro país.

El cumpleaños número 50 del más pequeño de mis hermanos destapó entre los integrantes de la familia una serie de reflexiones en torno a la edad: cómo se alcanzan los años, qué vamos cosechando y qué tan bien vamos ejerciendo el arte de vivir. Hay quien dice que cuando ya aprendimos a vivir la función se termina. Por ello quisiera que aprendiéramos desde mucho antes para que al ir avanzando ya sepamos cómo vivir bien y de buenas. ¡Felicidades hermano! Has llegado a la edad en que se es maestro en el arte del buen vivir.

Garzara1@prodigy.net.mx

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