La matanza de la madrugada del domingo pasado en la quinta Italia Inn en Torreón fue un recordatorio más que sólido para la sociedad lagunera de que estamos solos, y que los políticos cínicos, canallas y cobardes no harán nada para defender a los ciudadanos comunes y corrientes. Esta es la tercera ocasión que ocurre en tan sólo siete meses del año. La primera en el bar Ferry, sitio en calzada Águila Nacional, con un saldo reportado de 10 muertos en el mes de febrero; le siguió el atentado en Las Juanas, otro antro que sufrió el ataque el día de su inauguración, la noche del viernes 14 de mayo, ahí la cifra fue de 8 muertos por bala y ahora pues la matanza en la propiedad ubicada en la antigua carretera a Santa Fe, muy cerca de Gayosso, donde 17 personas fueron ultimados con el mismo modus operandi de las dos anteriores.
Es casi imposible entender la lógica de un individuo que se atreve a vaciar sus armas a gente inocente, pero ellos al fin y al cabo están en esa ruta, y aunque jamás es justificable, esa es su manera de actuar, pero ¿y nuestros políticos?
Hay que empezar con el presidente Calderón, que muy apegado a los libritos que bien estudió cuando cursó su carrera de derecho en la prestigiosa Escuela Libre de Derecho, se fijó el concepto inapelable de que para que un Estado pueda funcionar debe ser éste y sólo éste quien tenga para sí el uso exclusivo de la fuerza. Apenas llegó al poder y un aparente acto de valentía, que hoy pudiese ser más que una aventura temeraria, lo cual no es el caso, porque él no se está jugando literalmente el pellejo como los demás, termina siendo como una decisión irresponsable, que tiene sumida a una gran parte de la población nacional, y para el caso, a La Laguna toda, en el pánico y la zozobra, cuando declaró una guerra abierta contra el crimen organizado.
Por supuesto que no se puede criticar en términos generales las decisiones del Presidente cuando decide combatir al crimen, pero lo que no se puede, es decidirse a ir a una guerra sin los suficientes elementos para afrontarla, y ese es el problema, mismo que sin duda le va a costar la Presidencia a su partido en el 2012, si no pasa algo excepcional.
¿Es solamente la carencia de recursos materiales y humanos lo que ha ocasionado que la lucha de la Federación nos tenga sumida en el caos? Aunque parte de la respuesta es correcta, es decir, no se contaban ni se cuentan aún con los suficientes elementos policiacos federales para brindar por lo menos la seguridad a la que hace años se estaba acostumbrado y el uso del Ejército y la Marina en funciones policiales, ha abierto el debate del vacío legal donde las fuerzas castrenses se están desempeñando.
¿Cuál es la otra parte del problema? Pues que Calderón olvidó la situación real que se vive en los estados. No calculó que en México existen cientos de cuerpos policiales en todo el territorio nacional y que el poder de fuego y económico de los criminales serían abrumadores contra las pistolitas, salarios de miseria, y por supuesto corrupción, que son la regla de la inmensa mayoría de los gendarmes de este país.
Además, no ponderó la clase de gobernadores que tienen los estados, mayoritariamente priistas en las entidades más violentas como Chihuahua, Sinaloa, Durango y, por excepción, Michoacán que es perredista. Nuevo León y Tamaulipas también están en ese grupo, junto al estado panista de Baja California. Coahuila no se puede incluir en esa lista de estados, porque curiosamente los actos crueles de matanza y el número considerable de asesinatos relacionado a las mafias sólo ocurren en la Comarca Lagunera, particularmente en Torreón.
Felipe Calderón y quienes lo asesoraron no presupuestaron que además de trágica la lucha frontal, los costos políticos le serían todos imputados, porque los gobernadores y sus equipos rápidamente supieron cargarle toda la culpa al jefe del Ejecutivo Federal y con ello cómodamente están eludiendo sus responsabilidades.
Los alcaldes ni se diga, quizá sus presupuestos no les alcancen en verdad para tener policías más o menos decorosas, pero nuevamente hay una excepción: Mauricio Fernández en San Pedro Garza García, Nuevo León, quien sí ha podido al menos replegar a los malosos en su municipio.
Ayer llegaron algunos refuerzos de la Policía Federal, como siempre, ahogado el niño a tapar el pozo. Hace meses, el gobernador de Chihuahua, Reyes Baeza propuso el traslado de los poderes locales a Ciudad Juárez para poder atender más de cerca el problema de la violencia. Ese fue un acto más propagandístico y mediático que real, pero a lo mejor Humberto Moreira podría darnos el mismo champú que Reyes les dio a los juarenses, porque algo se necesita hacer.
¿A dónde nos has llevado presidente Calderón? Torreón está sumido en la desesperanza. Tal vez como esperanza esto sea sólo temporal y algún día el germen haya sido exterminado o disminuido en México, y sólo eso te podría dar la razón y tu lugar en la historia.
eirazoqui@elsiglodetorreon.com.mx