Jorge Herrera Caldera es el gobernador e Ismael Hernández Deras su antecesor; Hugo Rosales Badillo es el ejecutor. Ninguno tiene todo el poder, pero uno de ellos es "el más" de los tres.
El originario de Mezquital se fue dejando impuesta a más de la mitad del nuevo Gabinete estatal, recompensando a los que le habían faltado y reubicando a los que algo les quedó por componer; hay quienes todavía hoy, en entrevistas y eventos públicos, citan a Hernández Deras por su "visión y logros gubernamentales".
También cobijó a Herrera Caldera para que llegara a la gubernatura del Estado; y aunque dando tumbos, el empresario bicicletero llegó al Palacio de Zambrano.
Fue el propio Ismael quien echó mano de las "habilidades" legales de Hugo Rosales Badillo para que le apoyara en los reacomodos legislativos y jurídicos que le permitieran, a través de alguien más, mantenerse en el poder.
Trastabillando, "él" logró todos los objetivos; trastabillando pero lo logró. Hasta ahí todo estaba planeado. Lo demás ya no.
Cuando Rosales Badillo rindió protesta como Secretario General de Gobierno, Herrera Caldera nombró, en realidad, a un tercer gobernador. Y aunque todos afirman que no es sino un brazo ejecutor de Hernández Deras, los métodos empiezan a cambiar: no es la misma forma de gobernar.
El conflicto de la Universidad Juárez del Estado de Durango y la resistencia de un grupo de académicos e idealistas a aceptar los cambios que se le ocurrieron al Congreso local se convirtieron en el pretexto perfecto para utilizar métodos inscritos en el manual del "aquí mando yo", que en los últimos años se utilizó, aunque en una versión más suave.
Cuando las discusiones en la sala de plenos del Congreso, la autoridad policiaca jamás llegó; no como intromisión, sino en respuesta a un conflicto que, a estirones y cachetadas, buscan resolver en la más alta tribuna del Estado. Dicen que solicitaron su presencia pero jamás asistió. Se dieron hasta con las banderitas de las curules y no terminaron sino hasta que se cansaron. Alguien ordenó que no llegaran.
A la siguiente sesión, los diputados estuvieron mejor resguardados que nunca: una valla de varias decenas de agentes se plantó afuera de Palacio Legislativo, impidiendo el acceso de cualquiera que representara un poco de peligro.
Después, durante la marcha realizada en defensa de la autonomía universitaria, uno de los helicópteros del Gobierno Estatal sobrevoló, amenazante, a los manifestantes. Las miradas de quienes tripulaban la nave se alcanzaba a cruzar con la de algunos que exigían respeto a la autonomía.
Y luego la detención, negada por algunos, del Rector nombrado por el Consejo Universitario. La fuerza pública, otra vez del Estado, intervino para llevárselo por una presunta usurpación de funciones. Pasados un par de días, el subprocurador de Justicia, Juan Soto Ledezma, salió a decir que si Rodríguez Lugo y Vicente Reyes -su Secretario General- estuvieron en la Procuraduría, fue porque acompañaron a dos trabajadores de la UJED que se habían hecho de palabras con elementos de la Agencia Estatal de Investigación, razón por la que fueron detenidos.
¿Quién fue el artífice de todo? En poco menos de seis años, en los que la mayoría de las estrategias gubernamentales salieron "relativamente" bien, a Ismael se le observó mano dura. Quizá mano negra. Pero no mano sucia.
Algunos dijeron que si Jorge Herrera quería convertirse en un verdadero gobernador, tenía que desligarse lo más pronto posible del poder de su antecesor. Ese trabajo ya lo hizo alguien más. Y aunque Hernández Deras sigue vivo en sus funcionarios, su poder no parece estar muy lejos de agonizar.
Herrera Caldera ya no se debe desligar de "él", sino de alguien más. Rosales Badillo ya empezó a gobernar.
Así en Durango, un lugar donde gobierna uno, uno más y otro más. El último más que los demás.
PASAN los días y el teleférico de Durango sigue sin abrirse al público en general. Lo prometieron para finales de agosto, porque se les olvidó que requería un periodo de pruebas; luego para finales de septiembre y no se logró. Ya llegó octubre. Mejor que no lo prometan más porque, a como vamos, no lo tendremos ni como regalo de Navidad.