Matías Vuoso reclama en el pasto, mientras Javier Saavedra corre tras el balón, en la cancha del Azteca. (Jammedia)
Mostraron corazón para igualar un cotejo que se complicó demasiado, pero eso no los salvó de un nuevo abucheo. El América de Manuel Lapuente no convence a su afición. Ayer volvió a ser recriminado tras otro empate en el Azteca.
El Necaxa se las ingenió para hacer sufrir a los poco más de 25 mil americanistas que acudieron al inmueble. La pasaron mal, hasta que Daniel Márquez rescató un punto con certero remate de cabeza (77').
"Es normal [los abucheos] porque tampoco yo me voy contento con el resultado. En casa tenemos que aprovechar las oportunidades, ganar y ser superiores", reconoció el capitán de las Águilas, Pavel Pardo.
El experimentado Manuel Lapuente salvó la tarde y la racha de imbatibilidad en casa con los movimientos que realizó durante el segundo tiempo. Los ingresos de José Joaquín Martínez y Márquez fueron determinantes.
El joven volante sonrió y levantó el pulgar derecho hacia la banca americanista, mientras el delantero festejaba la anotación que permitió rescatar un agónico empate. Lapuente respondió el gesto con el mismo ademán.
"El Hombre de la Boina" comprobó su capacidad de reacción con las modificaciones que hizo. "Shaggy" ingresó justo cuando el Azteca comenzaba a recriminar a su equipo. La misión era frenar los contragolpes necaxistas y aportar lo más que pudiera al frente.
Miguel Layún y Daniel Montenegro fueron los sacrificados. Al "Rolfi" no le gustó ser relevado, azotó una botella cuando llegó a la banca. Minutos después, cayó el tanto del empate.
Resultado que poco sirve a un equipo que continúa lejos de convencer. Ayer despertó hasta que recibió el mazazo que representó la anotación de Darío Gandín (42'). El del complemento fue un América más cercano a lo que su pueblo exige: con corazón, pero también inteligencia para abrir los cerrojos rivales.
No alcanzó para evitar los abucheos del final. Las Águilas se fueron al vestuario con amargura. Lo único rescatable fue mantener su racha de imbatibilidad en casa, que se extiende a 21 duelos, con 12 victorias y nueve empates. "Eso es normal [la recriminación]. La gente tiene derecho a expresarse así, porque quiere ver ganar a su equipo", admitió el timonel americanista. "Luchamos, luchamos y luchamos, pero no pudimos concretar. Eso es cuestión de tiempo y adaptación... tiene que llegar".
Se le complicó el rival menos pensado, el siempre subestimado "hermano menor". Ahora más que nunca por su condición de equipo recién ascendido y las nueve derrotas en fila que sumaba ante el América en el Distrito Federal. Desde que se mudaron a Aguascalientes jamás han superado a los azulcrema en la cancha que compartieron varios lustros.
Casi lo consiguen con la fortuita anotación de Gandín, que también permitió terminar con la sequía de goles hidrocálidos en la cancha americanista. La racha quedó en 224 minutos.
