Carlos Rodríguez, Marco Vidal y Leobardo López, del equipo Pachuca, pelean con el delantero de Chivas, Omar Bravo, en un partido que no respondió a las expectativas que había sobre él. (Jammedia)
Se guardaron lo mejor del futbol que por ahora pueden dar para los últimos minutos y ni siquiera así lograron llenar las camisetas de lo que dicen que son: Ni el Pachuca, "El Equipo de México", ni el Guadalajara, el más popular, lograron corresponder a las expectativas por saber quién tiene la razón y todo quedó en un gris empate.
Será cosa de la difícil situación económica o simplemente que la gente se ha cansado de pagar por un espectáculo que siempre queda a medias, pero el Estadio Hidalgo volvió a registrar una pobre entrada si se toma en cuenta el rival en turno. Huecos por todos lados en las tribunas que invitaban más a salir del lugar que a seguir en pie de guerra, en espera de algo mejor a lo que ofrecieron ambos equipos en la cancha.
Con el bostezo como lo único seguro en un choque que prometía más, Tuzos y Chivas se incomodaron hasta convertir el juego en duelo que se definiría con una genialidad o con un error. Lo primero estuvo muy lejos de darse, sobre todo cuando el director técnico local, Pablo Marini, sacó del campo al cerebro de su equipo para la segunda parte, el argentino Damián Manso. Entonces, la teoría del error quedó más que firme.
Después de un primer tiempo agotador para la tribuna y de pocas emociones de real valor, un yerro del veterano arquero tuzo, Miguel Calero, abrió la posibilidad para que las Chivas se fueran al frente en el marcador. Patricio Araujo se animó a dejar la marca de Manso (que era la encomienda que le había hecho el técnico Real) y se fue al frente con el balón controlado. Todo el centro del campo para el rojiblanco, quien al no sentir marca disparó potente. Para la mayoría un tiro de rutina, pero Calero se complicó en el encuentro con el balón y lo echó al fondo de su marco.
Un sector de la afición hidalguense no dejó de recriminarle al arquero la falla que costó el tanto del visitante y hasta solicitó su retiro. El meta tendría su revancha en el complemento, al ganarle un mano a mano a Omar Bravo, quien salió volando tras el choque con el portero. También, obtendría descanso en la figura de su paisano Franco Arizala, quien al minuto 57 marcó la igualada en un error más en el encuentro, solamente que ahora por parte de la zaga del chiverío.
Desorganizados y sin el mando de Héctor Reynoso, ausente por mala salud, los defensores tapatíos perdieron la marca al colombiano, quien apareció solo cerca del manchón penal y no perdonó en remate de cabeza.
