Ewan McGregor y Pierce Brosnan serán los encargados de presentar esta noche la esperada película de Roman Polanski, 'The ghost writter' (El escritor fantasma), en la alfombra roja del Berlinale Palast, en la capital alemana.
Ewan McGregor y Pierce Brosnan serán los encargados de presentar esta noche la esperada película de Roman Polanski, "The ghost writter" (El escritor fantasma), en la alfombra roja del Berlinale Palast, en la capital alemana.
Las dos estrellas de Hollywood subirán sin duda la temperatura de la gélida noche berlinesa, donde el hielo y la nieve se han convertido en otro invitado más del Festival de Cine de Berlín.
Roman Polanski no acudirá al estreno mundial de su película debido a que se encuentra bajo arresto domiciliario en su casa de Suiza, desde su detención el pasado 27 de septiembre por una orden de extradición emitida contra él por la justicia de Estados Unidos.
Su arresto imprevisto obligó al cineasta a dar los últimos retoques del largometraje desde su chalet. Esto ha levantado gran expectación ante la presentación de la película de suspenso en la sección oficial del certamen berlinés.
Junto con la película de Polanski, hoy se estrena el largometraje español "El mal ajeno", protagonizado por Eduardo Noriega y Belén Rueda.
La película co-producida por Alejandro Amenábar y dirigida por Oskar Santos se proyectará dentro de la sección Panorama.
Sin embargo, los berlineses tienen sus mentes puestas también en el estreno mundial de la versión restaurada del clásico mudo "Metrópolis", de Fritz Lang (1927), que se proyectará este día de manera simultánea en el FriedrichstadtPalast y en una pantalla gigante instalada en la Puerta de Brandenburgo.
La orquesta sinfónica de Berlín será la encargada de poner música a la obra de Lang. El máximo representante del cine expresionista alemán será sin duda el plato fuerte de los inicios de la 60 edición de la Berlinale.
La versión original de la película muda de ciencia ficción rodada por Fritz Lang en 1927, se consideraba perdida desde hace varias décadas, pero en 2008 aparecieron en un archivo de Buenos Aires varios rollos que permitieron completar la obra, hasta alcanzar su duración inicial, con una extensión adicional de 25 minutos.
El mayor encuentro del Séptimo Arte de Alemania arrancó ayer con la proyección de la película costumbrista china "Apart together", del director Wang Quan'an.
Con esta película, los organizadores de la Berlinale se alejaron de las leyes no escritas de los festivales de cine, donde los estrenos de Hollywood, con grandes estrellas de la pantalla grande entre sus repartos, son los encargados de inaugurar los certámenes.
Este año el director de la Berlinale, Dieter Kosslick, destacó como uno de los temas centrales del encuentro la familia, y la película elegida para inaugurar el festival es un claro reflejo de ello.
Entre plato y plato de comida, el director chino muestra los sentimientos que despierta en una familia el regreso del antiguo amor de juventud de la cabeza de familia.
La historia se centra en el trío formado por un soldado que huyó a Taiwán dejando al amor de su vida en Shangai, y el esposo actual de ésta, 50 años después de la separación de la pareja original.
El director consigue mostrar con éxito a lo largo de los 93 minutos de duración, los intensos sentimientos contenidos por cada miembro de la familia en escenas de comidas familiares.
"Una de las cosas más grandes que ha dado China al mundo es su cocina. Las comidas familiares son muy importantes para nosotros, es el momento del día donde se aprovecha para hablar con los diferentes miembros de la familia", declaró Wang Quan'an, durante la conferencia de prensa en Berlín.
No obstante, la película se mantiene fiel a la línea de las películas asiáticas, en las que no se muestran abiertamente los sentimientos de los protagonistas.
"En Asia no se transmiten las emociones abiertamente, los sentimientos se llevan por dentro. Es algo muy característico de nuestra cultura", explicó el director.
El escenario elegido para la película es también muy importante para el cineasta. "Shanghai es el espejo donde se puden ver las transformaciones de China. Se conjuga lo antiguo y tradicional con lo nuevo".
El gran número de películas asiáticas, entre ellas el largometraje japonés "Otouto", encargado de clausurar el encuentro fílmico, han convertido a la edición de este año en la Berlinale más asiática hasta el momento.
Si durante los años del Muro de Berlín, la Berlinale se concibió como "una ventana hacia el Oeste", ahora parece que el nuevo rumbo emprendido este año la hace prever como una ventana a Oriente.
El frío intenso y las copiosas nevadas no son un obstáculo de momento para el público y tampoco parece que vayan a conseguir deslucir un festival que trata de superar en importancia al de Venecia y de Cannes.
Si los festivales de Italia y Francia son famosos por sus palmeras y paseos en barco por los canales, la Berlinale de este año lo es por sus placas de hielo.
El alcalde de Berlín, Klaus Wowereit, en un alarde de ingenio ofreció hace unos días un nuevo "slogan" para el certamen, "Berlinale sobre hielo. Resbaladiza, pero sexy".