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Activistas pro animales arriesgan hasta la vida

Comprometidos con la causa. Norma Huerta prefirió a sus perros que a su marido; se separaron, pero ahora él también apoya su lucha a favor de los animales.

Comprometidos con la causa. Norma Huerta prefirió a sus perros que a su marido; se separaron, pero ahora él también apoya su lucha a favor de los animales.

EL UNIVERSAL

Los 22 cachorros rondaban el pasillo de su departamento en Tlatelolco cuando su esposo llegó. Ninguna mueca y sólo el silencio lo acompañó a su cuarto, de donde sacó una maleta y advirtió: "Norma, regreso cuando hayas dado en adopción al último perrito".

Hace dos años ya de ese desencuentro. Fue el último. Su esposo no regresó. Hoy vive con sus dos hijos y seis perros (tres propios y tres en adopción temporal). Y pese a ello, la historia de separación con su esposo es buena. Lo ve los domingos, pero Norma reconoce que la distancia ha servido para continuar, sin interrupciones ni cuestionamientos, la misión de su vida: la defensa de derechos y protección de animales.

No le importan las seis veces que ha sido mordida por perros, ni las enemistades que se ha ganado por su labor con familia y amigos, y menos los riesgos, incluso de vida, que ha corrido. Deja claro: Lo volvería a hacer sin dudarlo.

Ninguna persona cercana a esta comunicóloga de profesión por la Universidad Nacional Autónoma de México, UNAM, de 42 años hubiera imaginado que la también modelo, aquella que anhelaba abrigos y zapatos de piel, así como las cenas abundantes de cortes finos en restaurantes, fuera a pintar de rojo uno de sus antes preciados abrigos, con el fin de hacer conciencia de que las pieles pertenecen a los animales y de que se las arrancan cuando están vivos.

Norma Huerta, fundadora de Mundo Patitas, organización que desde hace tres años se dedica a cambiar el destino de aquellos animales que sufren incluso explotación, olvidó las pasarelas, ambiente heredado de su madre. Su padre, diplomado del Estado Mayor Presidencial, nunca la apoyó en el modelaje.

Y no ha sido por rebeldía, sino por congruencia lo que la mantiene en la lucha contra una sociedad, dice, tan falta de sensibilidad y valores. Es por ello que es ovolactovegetariana (que no consume carne, pero sí lácteos).

En carriles de alta velocidad del Periférico se ha detenido a salvar de atropellamiento a perros. Durante las inundaciones en Tabasco llevó en lanchas croquetas a perros atrapados en azoteas.

Desde hace trece años promueve este respeto por los animales, y en consecuencia cuida la naturaleza y trata de hacer cambios dentro de su entorno. Sus dos hijos son activistas y ahora cuando su esposo los visita y no encuentra carne en el refrigerador, se solidariza.

En esta lucha, algunos la han considerado loca y le han retirado el habla, pero al final sus acciones avalan su compromiso con la vida no humana.

 TAMBIÉN CON LA NATURALEZA

Hace algunos meses Norma escuchó el ruido de las sierras que amenazaban con talar árboles cercanos a Tlatelolco para la construcción de la línea tres del Metrobús. Eran las 11 de la noche y salió corriendo para abrazar los árboles. El llamado de no destrucción que hacía por el megáfono hizo que la gente saliera de sus casas. Le ayudaron a bloquear las calles y detener el ecocidio. Su acción le valió recuperar el saludo de algunos vecinos. Norma sabe lo difícil que ha de ser convivir con alguien como ella, pues invierte 5 mil pesos al mes en sus perros.

Pero ninguna inversión es mayor. Recuerda que cuando niña, iba por el pan y siempre había un perro callejero al que le compartía un pedazo. Ese perro, años después, la salvó de un hombre que bajaba desnudo por las escaleras donde ella jugaba.

Norma preside la Asociación Protectora de Animales de México, conformada por 87 organizaciones nacionales, una de las que se vio hace poco involucrada en un accidente provocado en la persecución de una camioneta de la delegación Miguel Hidalgo, que hacía una cacería de perros en el bosque de Chapultepec.

Pero, ¿qué hay detrás de alguien que persigue a la perrera para asegurarse del destino de los animales, o de aquel que se para delante de los dueños de un circo a fin de evitar la mofa con animales o del que se disfraza de foca para emular su sufrimiento cuando son bestialmente asesinadas o del que simplemente denuncia la venta ilegal de fauna?

En el caso de Arturo González, estudiante de la carrera de Médico Veterinario Zootecnista, existe una familia que lo apoya en cualquiera de sus decisiones, con excepción en la de ser vegetariano, porque además de tener una reverencia por la vida, excluiría totalmente de su dieta la carne, el pescado, las aves, los huevos, la miel, la leche animal y sus derivados.

 FAUNÓPOLIS

Arturo vive en un departamento con dos gatas adoptivas, a quienes llama compañeras de cuarto y sus padres -él contador y ella tanatóloga sin ejercer-, quienes lo apoyan económicamente. Además, Arturo es animador en fiestas infantiles y edecán en supermercados.

Esto lo hace de manera especial porque desde hace tres años tiene una organización llamada Faunópolis, la que conforma con cinco jóvenes.

Este defensor de los derechos de los animales acepta que su padre le auxilie también en su organización. Le compra playeras o botones metálicos con mensajes de vida para su autofinanciamiento.

Arturo terminó hace unos días su carrera, pero piensa seguir estudiando la maestría para que en el futuro, dice, pueda trabajar en una institución de Gobierno para llevar a cabo un cambio profundo, desde dentro de la burocracia.

 EL PRECIO QUE PAGAN

Mientras, Arturo aguanta insultos y vasos de cerveza incluso, que aficionados al mundo taurino les avienta cuando protestan afuera de la Plaza de Toros.

A Arturo y a sus compañeros también les han aventado un elefante para intimidarlos, por sus protestas por un circo sin animales. Con primos y tíos está distanciado porque van a los toros y han contratado un show con lobos marinos.

 HISTORIAS DIFÍCILES

Con más experiencia, Gustavo Larios dice que antes que confrontar lo importante es educar. Para él, el principal foco que se debe atender es a los jóvenes y por ello asiste a escuelas y universidades... para llegar a las conciencias.

Este abogado, soltero y sin hijos, preside la Asociación Mexicana por los Derechos de los Animales (Amadea), que creó en 1996 y una de las que ha alzado fuertemente la voz para pedir que las corridas de toros sean suspendidas.

Tiene 13 años de ser ovolactovegetariano, no usa zapatos, ni cartera y mucho menos cinturones de piel. A sus 11 años, durante una corrida con becerros, conoció de cerca el sufrimiento del animal.

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