"Los hombres mantienen sus acuerdos mientras no les convenga a ninguno romperlos."
Solón
La buena noticia es que se logró un acuerdo en un conflicto que estaba poniendo en riesgo la estabilidad política del país. La mala es que no hay acuerdo sobre los términos del acuerdo. Quizá la razón de la ambigüedad es el dinero.
El convenio escrito que se dio a conocer en la madrugada del viernes 23 de julio es bastante concreto. Establece que a partir del lunes 26 de julio se instalará una mesa de diálogo entre Gobernación, la Secretaría del Trabajo y "la representación" del Sindicato Mexicano de Electricistas. Señala también que la representación del SME se compromete a instar a los trabajadores en huelga de hambre a que depongan su protesta y sean ingresados de manera voluntaria a un centro de salud definido por el Instituto Mexicano del Seguro Social.
Martín Esparza se apresuró a cumplir con su parte. El viernes por la madrugada convenció a un reacio Cayetano Ibarra y a los demás huelguistas a deponer el ayuno a pesar de que el primero insistía en que sólo lo haría si el Gobierno se comprometía a recontratar a los 44 mil trabajadores de Luz y Fuerza. Ibarra se negó, de hecho, a ingresar a una clínica del IMSS y prefirió darse de alta en un hospital privado, del que salió el mismo viernes. Lo importante es que el SME ya cumplió su parte del acuerdo escrito. El gobierno tendrá que cumplir la suya a partir de este lunes con el establecimiento de la mesa de diálogo.
La gran pregunta es si hubo otros acuerdos no especificados en el documento firmado. Martín Esparza del SME les dijo a sus seguidores en el Zócalo de la Ciudad de México que el gobierno había aceptado reconocer a la dirigencia del SME, lo cual implicaría una pronta toma de nota. El secretario del Trabajo, Javier Lozano, ha negado que este reconocimiento forme parte del acuerdo y ha señalado que los documentos para reconsiderar la toma de nota de Esparza y su comité ejecutivo apenas se sometieron a la Secretaría del Trabajo el jueves 22 de julio.
El problema, como ha señalado Alejandro Muñoz, quien compitió por la secretaría general del SME contra Esparza, es que la Secretaría del Trabajo tendrá enormes problemas para considerar legal lo que siempre juzgó ilegal. Las elecciones del SME de abril-junio de 2009, que tuvieron un resultado muy cerrado, fueron consideradas nulas por las autoridades laborales debido a que se registraron numerosas irregularidades, entre ellas el voto de personas que no comprobaron ser trabajadores.
El 12 de julio de 2010, en una asamblea extraordinaria en la que participaron apenas 253 delegados, se votó a mano alzada y por unanimidad a favor de elegir a Esparza como secretario general. El disidente Muñoz, sin embargo, ha señalado que esta asamblea es ilegal.
El reconocimiento de la directiva del SME no es una mera formalidad. El actual vacío legal le impide al sindicato hacer uso de los recursos que tiene en bancos y propiedades. Si bien el SME nunca ha transparentado los montos, es lógico suponer que son tan cuantiosos como los de otros sindicatos de su tamaño.
Al parecer Esparza ha estado dispuesto a aceptar el acuerdo con el gobierno para obtener este reconocimiento formal. Esto le permitiría tomar control del dinero del sindicato y enfrentar la lucha contra el gobierno con una mayor tranquilidad financiera. Después, si la mesa de diálogo fracasa, siempre habrá tiempo para reiniciar las movilizaciones y las presiones.
Al final el meollo es el dinero. En esto las luchas sindicales no son distintas a las demás.
FIN DEL PLANTÓN
No sólo suspendió la huelga de hambre el SME. También levantó el plantón que sus militantes mantenían en el Zócalo de la Ciudad de México, aunque esto no lo pedía el acuerdo con el gobierno. La decisión parecía hecha para facilitar el mitin que Andrés Manuel López Obrador realizó ayer en el Zócalo como parte de su adelantada campaña por la Presidencia de la República.
Www.sergiosarmiento.com
