El Ejército de Estados Unidos inició una investigación contra cinco de sus soldados en Afganistán, acusados de matar a civiles 'por diversión' y conservar como trofeos partes de los cuerpos, informaron fuentes militares estadunidense en Kabul.
En su edición de este jueves el diario londinense The Guardian publicó las fotografías de cuatro de los soldados acusados del asesinato de tres afganos en los últimos meses como parte de una actividad recreativa de disparar y lanzar granadas contra civiles.
Los militares fueron identificados como Calvin Gibbs, Adam Winfield, Morlock Jeremy, Wagon Michael y Andrew Holmes, miembros de una brigada de infantería con sede en la sureña provincia afgana de Kandahar, y al parecer forman parte de un grupo de 12 soldados que atacaban a civiles.
Fuentes militares estadunidenses en Afganistán explicaron que cinco de los militares están acusados de manera directa de las muerte de los tres afganos, cargos por lo que podrían enfrentar condenas a cadena perpetua e incluso la pena de muerte.
Los otros siete están acusados de encubrir los asesinatos y agredir a un subordinado que expuso 'la diversión' del grupo y participó en una serie de abusos cometidos en Afganistán, como robos a la población civil, además de fumar mariguana.
De acuerdo con las primeras investigadores y documentos legales, la prática de matar a civiles afganos comenzó en noviembre pasado, después de la llegada desde Irak del sargento Calvin Gibbs a la base de operaciones Ramrod.
En su reporte, difundido en Internet, The Gardian afirmó que Gibbs se jactaba de sus triunfos alcanzados en Irak y solía decir a sus compañeros lo fácil que era 'lanzar una granada a alguien y matarlo', lo que después se convirtió en un práctica.
Según testimonios de algunos militares, Gibbs, de 25 años de edad, urdió un plan junto a Jeremy, de 22 años, y otros miembros de la unidad para formar su 'equipo de la muerte'.
La primera víctima del grupo fue Gul Mudin, quien fue asesinado en enero con una granada de fragmentación que los acusados lanzaron en su contra tras dispararle con un rifle mientras realizaban un patrullaje en la aldea de La Mohammed Kalay.
La segunda víctima fue Marach Agha, asesinado a tiros en febrero por un disparo de Gibbs, quien supuestamente colocó un rifle Kalashnikov junto al cuerpo para justificar la muerte. El tercer asesinato fue de manera similar y fue perpetrado en mayo contra Mullah Adadhdad.
Los asesinatos salieron a la luz en junio después de que el Ejército comenzó a investigar una brutal golpiza a un soldado, quien durante su recuperación acusó a sus superiores de sus heridas y de varios delitos cometidos contra civiles afganos.
Durante la detención del 'equipo de la muerte' fueron encontrados dedos, dientes y huesos de las víctimas, que al parecer los militares guardaban como trofeos de sus 'hazañas'.
