La derrota en la final, no impidió festejos entre amigos y vecinos del paseo comercial del Centro Histórico de esta ciudad. (Fotos de Joel Flores Maltos)
Los aficionados laguneros aceptaron la derrota del Santos Laguna en la gran final del futbol mexicano ante los Diablos Rojos del Toluca, pero se dijeron tristes, decepcionados y hasta enojados por la forma en que se presentó este duro descalabro para el orgullo lagunero.
En términos generales, la afición santista considera un orgullo tener a un equipo como Santos Laguna, que jugó de tú a tú ante un equipo al que la mayoría daba como favorito para obtener el cetro, simplemente por la jerarquía que ha mostrado por años en su campo.
Como primera reacción, la mayoría de los aficionados coinciden en señalar a Matías Vuoso como el antihéroe de este importante duelo en el que dejó escapar la que hubiera sido la cuarta corona para la organización del Club Santos Laguna.
Señalan al argentino naturalizado mexicano Matías Vuoso, como el elemento que tuvo en sus botines la posibilidad de pasar como el gran héroe a la historia del club albiverde y terminó como el gran villano de esta final, debido a su irregular desempeño y las fallas importantes que tuvo frente al marco de los "choriceros''.
A pesar de ello, hay quienes consideran que en el futbol todo es circunstancial y que fallas y aciertos son parte de este juego, donde nada se encuentra escrito y cualquier cosa puede ocurrir cuando se conjugan los factores que están en interacción.
Entre los aficionados laguneros hay quienes se dicen sentir tristes, decepcionados, enojados y desde luego aquellos que toman lo ocurrido con filosofía o de buena gana, al reconocer que se pudo ganar, pero al final se impuso el que cometió menos errores y aprovechó el momento para sacar ventaja en el marcador.
Otros que son aún más optimistas, ratifican el orgullo de sentirse laguneros e identificarse con los colores de su equipo, esos que dicen llevarlos en la sangre, en el corazón, en su ropa y en su piel.
Esta vez la fiesta se contuvo y es que nada hay como la victoria, el ser el número uno de un torneo es lo mejor que le puede pasar a un futbolista, a un equipo, a una organización y desde luego a una comunidad y una afición, ya que a decir de algunos seguidores, el campeón siempre será recordado como lo máximo, mientras el sub-campeón, sólo será considerado como el último peldaño que escaló el monarca para obtener el cetro.
Banderas, cornetas y tambores deberán esperar un torneo más para tal vez vivir una nueva fase de fiesta y por qué no, aspirar al cuarto cetro de campeón que venga a enriquecer la historia de esta franquicia que nació humilde y que con base al trabajo de directivos, jugadores y afición, se ha levantado al paso del tiempo como uno de los grandes del balompié mexicano, hasta ser considerado como el "Coloso del Norte''.