Aficionados a tambor batiente
Es tiempo de volver a casa. Luego de aquella final jugada en el infierno del Nemesio Díez, que muchos santistas quisieran olvidar, los Guerreros están de vuelta. Con refuerzos de lujo y un nuevo horario, los tambores retumban en los alrededores del Corona.
Faltan 20 minutos para que el reloj marque las 7:00 de la tarde y los caminos que llevan al Templo Guerrero son casi intransitables. Sabiendo que tienen un lugar asegurado, los integrantes de La Komún no se apresuran; viven su fiesta desde afuera.
Un grupo de animadoras encabezadas por un arlequín pintado con los colores del equipo de casa marcha al frente. Luego vienen los tambores, que al unísono indican la llegada de la porra más ruidosa en la Comarca.
Es hora de un reencuentro. El torneo ha comenzado, pero los Guerreros no han jugado ante su gente. Los cantos no cesan y el tambor cada vez late más fuerte, como late el sentir de una comunidad pintada de verde y blanco. La Komún llegó. Y al igual que el resto de los miles de aficionados que abarrotaron la casa del Santos, esperan con ansias el segundo triunfo de su equipo. Quieren ver otra vez al "Pony" Ruiz defendiendo a sus colores. Anhelan ver de cerca a esa delantera de miedo que el club ha conformado. Esperan ser testigos de otra victoria contundente, ahora en casa.
Es tiempo de volver a soñar. Los tambores ya están dentro del inmueble, mientras una hilera de autos hace sonar sus claxon ante la impotencia de no poder avanzar más rápido. Un envase de cerveza tamaño familiar quedó regado en el suelo. Faltan 10 minutos para que inicie la primera batalla en el campo sagrado del TSM y todavía quedan muchas butacas sin habitar. Pero ya se respira otra vez futbol en La Laguna. El escenario está listo, el corazón guerrero también. Sólo resta esperar que los goles caigan para no dejar de cantar.