El abridor de Gigantes de San Francisco, Tim Lincecum, celebra con el trofeo de la Serie Mundial.
Miles de aficionados de los Gigantes de San Francisco ataviados de negro y anaranjado se abrazaron y felicitaron la noche de ayer cuando su club conquistó su primer título de Serie Mundial desde que se mudaron a la costa oeste hace más de medio siglo.
Cuando se registró el último out, miles de aficionados que miraban el juego en una pantalla gigante de televisión en la plaza Centro Cívico de la ciudad brincaron de júbilo mientras el edificio del Ayuntamiento resplandecía con luces anaranjadas al fondo.
Otros fanáticos, ondeando banderas y toallas de los Gigantes, bailaron en las calles del centro de la ciudad mientras algunos sonaban las bocinas de sus vehículos. Un solitario músico tocaba una melodía en su acordeón mientras varios aficionados se arremolinaban a su alrededor. Un grupo más rodeaba a una banda de tambores que tocaban con cadencia.
La ciudad agendó rápidamente un desfile de celebración por el centro de San Francisco para las 11 de la mañana del miércoles.