La Bombonera, casa de los Diablos Rojos del Toluca, sede mundialistas en dos ocasiones. Inaugurada en 1954 y con capacidad para 27 mil espectadores, actualmente lleva el nombre de Estadio Nemesio Diez. (jammedia)
La Bombonera, casa de los Diablos Rojos del Toluca, sede mundialistas en dos ocasiones. Inaugurada en 1954 y con capacidad para 27 mil espectadores, actualmente lleva el nombre de Estadio Nemesio Diez.
El equipo choricero colocó la décima estrella en su playera y lo convierte en uno de los equipos más ganadores de la liga de fútbol mexicana, empatando al América con 10 campeonatos y están a uno de las Chivas.
Los aficionados consideran que se merecen un nuevo estadio, Santos y Guadalajara ya tiene nueva casa y al parecer la pandilla del Monterrey tiene proyecto para su nuevo hogar.
El proyecto de edificar un moderno infierno tuvo sus inicios en 2007, cuando la FIFA determinó que el estadio en Toluca no era apto para jugar al fútbol debido a la altitud.
Metepec, Lerma y las cercanías del aeropuerto internacional de Toluca sonaron como lugares para el nuevo averno.
Las hermanas Longares, aficionadas a los Diablos, opinaron al respecto: "Sí estaría bien porque en eventos más grandes no hay tanto cupo, en la final no alcanzó la gente a entrar, la verdadera afición".
El estadio se encuentra en el centro de Toluca, donde no hay un estacionamiento para la afición; cuando hay juego, el tránsito se agudiza y lo mejor piensan, es moverlo de lugar y hacer un nuevo.
Saúl Vázquez, choricero de corazón, expresó: "Sería bueno porque el estacionamiento no existe en el actual, lamentablemente la directiva no se va animar a hacer otro estadio hasta que se llene cada 15 días. Lamentablemente casi nunca se llena hasta que vienen los grandes equipos y creo que es por eso que no se ha animado la directiva hacer un nuevo estadio".
Aury, diabla de corazón, comentó que la afición y el club Toluca merecen un mejor estadio. "Sí, uno más grande, donde haya otras cosas más para que la afición no deje de apoyar a los Diablos Rojos".
A pesar de que se han realizado remodelaciones al estadio, la afición diabla quiere un nuevo hogar donde se cocine a fuego lento a quien se atrevan a pisar el césped del infierno, donde la Perra Brava se siga quitando la camiseta a la primera provocación y donde los gritos de apoyo de la banda del Rojo y los Hijos del Averno desquicien al visitante.