El ex rehén colombiano Pablo Emilio Moncayo agradeció hoy a todos quienes contribuyeron a su liberación, entre ellos los presidentes de Ecuador, Venezuela y Brasil, pero evitó mencionar al de Colombia, Alvaro Uribe.
El ex rehén colombiano Pablo Emilio Moncayo agradeció hoy a todos quienes contribuyeron a su liberación, entre ellos los presidentes de Ecuador, Venezuela y Brasil, pero evitó mencionar al de Colombia, Alvaro Uribe.
En su primeras declaraciones a la prensa tras ser liberado por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), el sargento Moncayo mencionó con especial énfasis a su familia, a la Cruz Roja, a la Iglesia católica y a la 'incansable' senadora opositora Piedad Córdoba.
Moncayo, quien permaneció secuestrado 12 años en la selva colombiana, se reencontró esta tarde con su familia en el aeropuerto de la sureña ciudad de Florencia, a donde llegó en un helicóptero brasileño que lo recogió tras ser liberado en la selva por las rebeldes FARC.
El sargento agradeció a Dios y a su papá, el profesor Gustavo Moncayo, conocido como el 'Caminante por la Paz', de quien dijo cumplió una 'labor titánica' al cruzar a pie todo el país para pedir su liberación.
Posteriormente agradeció al presidente de Ecuador, Rafael Correa, 'quien pidió a las FARC un gesto de paz' para que lo dejaran libre, y a los mandatarios Hugo Chávez (Venezuela) y Luiz Inácio Lula Da Silva (Brasil), 'quien facilitó la logística de la operación humanitaria'.
Sin embargo, el recién liberado nunca mencionó al presidente Alvaro Uribe o al gobierno colombiano, a quienes analistas locales atribuyen las múltiples trabas que enfrentó el proceso de liberación.
Moncayo pidió a la comunidad internacional que gestione la libertad de los más de 20 militares que continúan en poder del grupo guerrillero colombiano.
El ex rehén se mostró orgulloso de haber portado el uniforme del ejército durante los 12 años de cautiverio y dijo que lo hizo 'por amor a mi bello pueblo Colombiano' y 'a la institución a la que pertenezco'.
Moncayo dijo traer un mensaje de sus compañeros cautivos, el coronel Edgar Yesid Duarte y "de mi primero (Libio José) Martínez", quienes solicitan "que alguna ONG internacional ayude a gestionar la libertad de ellos. Me manifestaron que sentían que sus vidas corrían peligro'.
El sargento afirmó que al mismo tiempo que su padre inició una serie de jornadas de largas caminatas por el país y el mundo para pedir su libertad, él estuvo muy enfermo y siete meses en muletas.
Finalmente, en un acto simbólico, quitó a su padre las cadenas se colocó hace años para reflejar el dolor por el cautiverio de su hijo y las lanzó al suelo en medio de vivas de su familia y gritos de libertad.