E L Tribunal Federal Electoral resolverá hoy si Martín Orozco Sandoval puede contender por la gubernatura de Aguascalientes como candidato del partido Acción Nacional. Los órganos electorales locales rehusaron registrarlo, pues lo consideran privado de sus derechos políticos por una orden de aprehensión en su contra. No han tenido en cuenta que un tribunal federal le otorgó un amparo que ya causó efecto: el Registro federal de electores se disponía a eliminarlo del padrón, cuando la orden judicial lo obligó a mantenerlo en la lista de votantes como ciudadano pleno.
En febrero pasado Orozco Sandoval fue designado candidato por el comité nacional panista, que de ese modo impidió que una convención de delegados eligiera al aspirante apoyado por el gobernador saliente, panista en apariencia, Luis Armando Reynoso Femat. Éste impulsaba la precandidatura del diputado federal Raúl Cuadra, que hasta pidió licencia para hacer campaña interior. Su retiro de San Lázaro permitió contar con un dato más de su cercanía con el gobernador: su suplente, Matilde Diaz de León es secretaria particular de la esposa de Reynoso Femat.
Ignoramos si la irascibilidad de Cuadra lo habrá hecho descomponerse cuando el 19 de febrero la cúpula nacional panista lo dejó fuera de combate sin siquiera escucharlo. Pero el jueves pasado tuvimos una muestra de su mal carácter y peor educación: desde su palco en el estadio sede del equipo de futbol Necaxa, arremetió contra aficionados procedentes de León que habían viajado a apoyar a su club en una etapa en que está decidiéndose el retorno de una de esas oncenas a la primera división. Furioso, incontrolable, lanzó patadas (en su caso no puntapiés) contra visitantes a quienes debía haber dispensado trato deportivo, ya que como parte del público local tenía deberes de anfitrión.
Pero esas son minucias, comparadas con la causa de que su rival Orozco Sandoval esté en dificultades con la justicia. Se le acusa de adquirir para sí un inmueble que formaba parte del patrimonio municipal, lo que nada tendría de objetable si se hubieran cumplido las formalidades que permiten desincorporar bienes públicos a título oneroso en beneficio de particulares. Sólo que Orozco Sandoval no era un particular sino nada menos que el presidente municipal de Aguascalientes, lo que generó un conflicto de intereses pues en cierto modo fue al mismo tiempo vendedor y comprador. El ex alcalde asegura que la denuncia en su contra es una maniobra de su antiguo amigo para cerrarle el paso a la guberntura y facilitarlo en cambio al candidato priista, Carlos Lozano de la Torre a quien Orozco Sandoval ya derrotó hace seis años en la contienda por la alcaldía capitalina.
Orozco Sandoval fue amigo y colaborador de Reynoso Femat, en el trienio en que éste fue a su vez presidente municipal de Aguascalientes. El ahora candidato en entredicho fue secretario de Desarrollo Social, pero al cabo de ese periodo los amigos rompieron o se distanciaron, por lo cual Orozco Sandoval dejó de ser rorro, es decir parte del grupo panista encabezado por el gobernador al que la gente considera apuesto por lo que se le llama rorro, denominación que se hizo extensiva a sus colaboradores, especialmente para identificarlos como opuestos a los moscos. Éstos son otros panistas cuya cabeza es Alfredo Reyes Velázquez, el primer miembro de ese partido que ganó la alcaldía aguascalentense. Apodado El Mosco, su mote se aplica también a quienes lo siguen. De modo que hubo un tiempo en que contendían dentro del PAN rorros contra moscos. Por ejemplo, en 2003 el entonces todavía rorro Orozco Sandoval, actualmente beneficiario de una decisión del comité nacional, padeció que ese órgano le impidiera ser candidato a diputado federal, y que en su lugar se designara a un mosco.
El panismo de Aguascalientes es de reciente cuño. Su crecimiento desde hace quince años obedece más que a convicciones ideológicas a los intereses de grupos empresariales que resolvieron no atenerse a la mediación priista sino tomar directamente el gobierno. Todavía en 1992 Otto Granados Roldán, enviado por Salinas a gobernar Aguascalientes, ganó conforme a los viejos estilos y con porcentajes a la antigua usanza, casi el setenta y cinco por ciento de los votos. Pero durante su administración los empresarios se pusieron a la cabeza de la sociedad civil y desplazaron al PRI de los municipios más poblados y en 1998 del Gobierno Estatal.
La elección de 1998 fue paradigmática. Felipe González González, dedicado a la abarrotería y a la construcción, se impuso con el 53 por ciento de los votos a Héctor Hugo Olivares Ventura, dirigente de la CNC e hijo del profesor Enrique Olivares Santana, ex gobernador de la entidad y quintaesencia del priismo. La modernidad política llegó a Aguascalientes como secuela de su industrialización y urbanización. Pero el ejercicio del poder pronto dividió a los pragmáticos neopanistas que pelearon entre sí, no obstante lo cual pudieron conservar la gubernatura en 2004. Quizá lo hicieron sólo de modo formal, pues Reynoso Femat tiene alma e intereses vinculados al PRI, lo que le viene de familia, pues su padre fue alcalde priista.
Vinculado a Televisa, a quien copatrocina el Necaxa con cargo al erario público, Reynoso Femat apoya al senador Carlos Lozano de la Torre, quien fue secretario de Desarrollo bajo tres gobernadores. Su candidatura de unidad fue favorecida por su cercanía a Manlio Fabio Beltrones, de cuyo círculo formó parte en el Senado.