La "nueva geografía" del narcotráfico en Colombia, producto de una reorganización para compensar la competencia mexicana en el mercado de EU., ha dado origen a dos poderosos cárteles que están haciendo aumentar la criminalidad urbana, advirtió hoy la ONG Corporación Nuevo Arco Iris.
Los grupos narcoparamilitares, a los que el Gobierno colombiano llama "bandas criminales emergentes", "se están consolidando en cárteles con ejércitos capaces de controlar rutas y territorios", explicó en una conferencia de prensa en Bogotá Claudia López, analista de la ONG.
La entidad no gubernamental presentó hoy varios balances del año, entre ellos uno sobre el conflicto armado y otro acerca de los nuevos carteles del narcotráfico en Colombia.
"El narcomenudeo es el eje del ascenso de la criminalidad urbana y es producto de la reorganización del narcotráfico en Colombia", señaló por su parte el director de la ONG, León Valencia.
De acuerdo con Valencia, esa reorganización es fruto, a su vez, del aumento del tráfico interno para compensar las pérdidas en el mercado de EU. causadas por la competencia de los carteles mexicanos.
Pese a que Colombia, el país con mayor superficie de cultivo de hoja de coca en el mundo, tenía en 2009 unas 68 mil hectáreas sembradas, un 60 por ciento menos que una década atrás, según la ONU, todavía "hay mucha coca y alguien la está consumiendo", subrayó López.
Toda esa droga la mueven fundamentalmente dos nuevas bandas criminales "con vocación de cartel" formadas por ex paramilitares, precisó Mauricio Romero, otro de los investigadores de la entidad.
Diez años después de haberse iniciado el Plan Colombia, por el que Estados Unidos ha destinado seis mil millones de dólares en la última década a la lucha antidrogas y contra el terrorismo en Colombia, "hay una nueva geografía del narcotráfico" en el país, sostuvo Romero.
En esa "nueva geografía" hay dos incipientes carteles: uno en el norte, con ramificaciones urbanas como en el caso de Medellín, y otro en el este, comandado por "Cuchillo", alias de Pedro Oliveiro Guerrero, mando máximo del Ejército Revolucionario Popular Antiterrorista de Colombia (ERPAC).
El primero tiene mucho que ver en el incremento de la violencia en Medellín (noroeste), donde la tasa de homicidios ha pasado de 46 por cada 100 mil habitantes a 93, de acuerdo con la Corporación Nuevo Arco Iris.
Pero, además, ambos cárteles 'amenazan', según Romero, uno de los proyectos más ambiciosos del Gobierno del presidente Juan Manuel Santos, que ha prometido devolver al menos 2 millones de hectáreas de tierras arrebatadas a los desplazados por grupos armados ilegales, especialmente paramilitares de la extrema derecha.