Talento. Importantes nombres españoles como Pedro Almodóvar y Elsa Pataky, estuvieron presentes.
La famosa frase de Woody Allen: "En Francia mis películas tienen más éxito que en ninguna otro parte del mundo. Los subtítulos deben ser fabulosos", no podría ser más acertada.
Si hay un público que adore la histeria del director neoyorquino, es sin duda el francés. Por ello, a Woody Allen se le perdona todo. Incluso que el primer festival de cine al que decidió asistir tras una vida diciendo, que no le interesaban los grandes eventos, fuera el de Venecia, el viejo competidor de Cannes.
Al año siguiente de presentar The Curse of the Jade Scorpion (2001) en la Mostra, le tocó el turno a Cannes. El click fue inmediato. Desde su aterrizaje con Hollywood Ending (2002), Woody reparte sus filmes entre ambos escenarios.
SIN FOBIA A LA ALFOMBRA ROJA Al verlo posar relajado frente a los fotógrafos, es difícil recordar su fobia a las ruedas de prensa. Ahora se siente como en casa delante de las cámaras y le es fácil bromear en las sesiones de preguntas y respuestas.
Minutos antes los periodistas dejaron el Teatro Lumiére en el que su nueva entrega se proyectó provocando una de las esperas más caóticas del Festival. Ni siquiera la presentación de Another Day, la cinta en competición del inglés Mike Leigh, generó tanta expectación.
La parodia a las crisis personales que Allen hace en You Will Meet a Tall Dark Stranger, convenció. Con un Anthony Hopkins al que se ve en la piel de un hombre que se niega a aceptar su vejez y se convierte en el cliché de maduro en busca de una rubia despampanante.
No menos divertida es la suegra incómoda (Gema Jones), cuyo yerno (Josh Brolin) tiene que soportar, pues ella paga las facturas, mientras que su esposa (Naomi Watts), espera a que él termine una novela.
LA ENTREVISTA MÁS CARA Y, como lo suyo es la contradicción, a la vez que Woody jura que su mayor problema es recaudar dinero para filmar, lo cierto es que es un director prolífico que logra rodar cada año.
Es un shock escuchar que quien quiera sentarse con Woody Allen a discutir su nueva creación, deberá asegurarse de que la distribuidora de su país, ya haya depositado a sus agentes de prensa los 3 mil euros que piden por su gestión.
Pero con Allen siempre hay un plan B, pues a pesar de estar blindado por un séquito de publicistas, si tienes la suerte de encontrarte a Mr. Woody tomando un café en una terraza, es muy probable que no te niegue la conversación.
UNE CANNES PASADO Y PRESENTE DEL CINE ESPAÑOL
España no está este año en la sección oficial de Cannes, pero la cinematografía española estuvo muy presente en un acto con el que Francia compensaba, en cierta forma, esa ausencia y en el que Pedro Almodóvar homenajeó a Luis Buñuel.
Cuarenta años después, el maestro de Calanda (Teruel) ha vuelto a Cannes con "Tristana" , y lo ha hecho de mano de su protagonista, Catherine Deneuve, y de una amplia delegación del cine español, encabezada por la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, por el realizador español más admirado en Francia, Almodóvar, y por el presidente de la Academia del Cine, Alex de la Iglesia.
Pero no estaban ellos solos. Bajo los aplausos del público presente en la sala, un numeroso grupo de directores y actores españoles recibió un homenaje de Francia, representada por su ministro de Cultura, Frédéric Mitterrand.
Entre ellos, los cineastas Fernando Trueba, Isabel Coixet y Bigas Luna; las actrices Marisa Paredes, Rossy de Palma, Pilar López de Ayala, Bárbara Goenaga y Elsa Pataky, y los actores Imanol Arias y Óscar Jaenada. Además del responsable del Centro Buñuel de Calanda, Javier Espada.
La exhibición de una copia restaurada de "Tristana" era el elemento perfecto para centrar este homenaje con el que Mitterrand quiso "honrar la magnífica cultura española y las relaciones entre Francia y España".
A pesar de que España no esté representada este año en Cannes -tan sólo Oliver Laxe con, "Todos vós sodes capitáns" en la Quincena de Realizadores- Almodóvar afirmó: "en Francia estamos presentes".