La edad de jubilación en Francia pasará a ser de 60 a 62 años en 2018 para lograr que las finanzas públicas del país queden bajo control, anunció el ministro de Trabajo.
Eric Woerth describió la medida como una "obligación moral", considerando el cada vez mayor déficit de Francia y su población también cada vez de más edad, la cual amenaza la viabilidad de un sistema de pensiones que pierde dinero.
El déficit presupuestario francés era del 7.5% del Producto Interno Bruto el año pasado. El Gobierno conservador ha prometido a reducirlo a un nivel por debajo del 3% -el límite establecido por la Unión Europea- antes de 2013. La crisis de deuda de Grecia ha urgido los planes de Francia para reducir sus déficit.
Aún así, la medida en Francia es débil comparada con cambios más drásticos en el resto de Europa. Alemania, por ejemplo, aumentará de forma gradual la edad de jubilación de su población de 65 a 67 años, empezando en 2012 y terminando en 2029.
"Si queremos poner fin a la deuda de nuestro sistema de pensiones, trabajar más tiempo es algo inevitable", dijo Woerth.
La reforma ahorrará casi 19,000 millones de euros en 2018 y debería dejar sin números rojos al sistema de pensiones el mismo año.
Prometió que la medida será "responsable y justa", afectando a trabajadores públicos y privados de la misma forma. Será instituida de forma progresiva y aumentará el número de años que la gente tendrá que trabajar para ganar pagos de pensión completos, dijo Woerth.