Descanse en paz. Los restos de Anastasio Hernández fueron sepultados ayer en San Diego, California.
Anastasio Hernández Rojas pidió ayuda y clemencia a gritos hasta que se le extinguió el último aliento de vida, mientras más de 20 agentes fronterizos estadounidenses lo golpeaban y daban descargas eléctricas con táser o arma de electrochoques.
Es parte de lo que se puede apreciar en cinco videos que se prolongan apenas dos minutos y medio y que fueron proporcionados por Humberto Navarrete Mendoza, quien al conocer la muerte del migrante una semana después de los hechos, aceptó dar su testimonio y las imágenes que grabó con su teléfono celular.
Decenas de personas que cruzaban de San Isidro, California a Tijuana, observaron la tortura y exigían que parara. Elementos del Instituto Nacional de Migración (Inami) y un oficial de la Marina Mexicana ordenaron a los testigos despejar el área en la Puerta México sin mostrar interés en intervenir.
Con desesperación y aparente temor muchas personas observaron la escena, mudas desde territorio estadounidense, mientras reclamaban justicia al cruzar a México, recordó Navarrete Mendoza, residente de San Diego.
"¡Ayuda!, ¡ayúdenme, por favor, señores, ayúdenme!", clamaba Anastasio unos minutos antes de expirar. Es parte de lo que se observa en un video que dura 1:24 minutos.
La voz de una mujer que pide "ya déjenlo" se escucha fuerte en la grabación de Humberto, petición que queda sin repuesta porque Anastasio sufrió más golpes y al menos cinco descargas eléctricas antes de desfallecer, castigo que finalmente lo dejó inmóvil.
El propio Navarrete Mendoza cuestiona el uso excesivo de fuerza y advierte que Anastasio no se resistía.
En el mismo video, un agente interpelado asegura desconocer lo que está pasando, pero al mismo tiempo advierte: "obviously he's not cooperating" (obviamente él no está cooperando).
Los gritos de dolor de Anastasio se confundían con las expresiones desesperadas de los observadores. Los lamentos superaban el ruido de la puerta giratoria de metal que conduce de la garita de San Ysidro, California, a la Puerta México.
Aunque la oscuridad de la noche impidió que la escena se grabara con claridad, Humberto aseguró que más de 20 agentes de Estados Unidos participaron en la golpiza.