Dónde nos conducirá la escalada de precios desatada por los incrementos en el costo de la energía eléctrica, de las gasolinas y el diesel, del gas de uso industrial y doméstico más otros productos y subproductos de empresas que dizque son propiedad de todos los mexicanos?
¿Cómo es posible armonizar los índices inflacionarios que anuncia el Banco de México con la diaria realidad que confrontan las amas de casa en el costo creciente de los artículos de primera necesidad?... y en todo caso ¿cómo hacerles frente si los salarios congelados y el desempleo también galopan ante los incrementos sorpresivos, y sorprendentes, en los transportes de personas y cosas?...
¿Y qué han dicho los señores empresarios sobre el alza también sorpresiva y sorprendente de los impuestos federales? ¿Y qué podrían decir quienes son sujetos pasivos de nuevas cargas fiscales, cada año más onerosas y difíciles de cumplir? ¿Y qué sucede con el peso mexicano y su juguetona tasa de cambio ante el dólar, la libra esterlina y el euro, las monedas más cotizadas en las economías mundiales? El peso igual sube y baja de precio por obra y gracia de un señor 'Mercado' al que nada se le puede reclamar, ya que nadie posee la mínima capacidad jurídica para protestar ante la fragilidad de la moneda y el muy estrecho poder adquisitivo del ingreso popular.
"Es lo de ahora", dirán los jóvenes estudiados y los políticos comprometidos, pero aun siendo cierta esta aseveración, resulta inservible como excusa pues no justifica la agresión que se hace a los hogares, incapaces de resistir los embates del susodicho señor "Mercado", sobre todo cuando los salarios de sus cónyuges no solventan la dura repercusión de los costos en los insumos industriales, comerciales y familiares.
Así, cualquier programa de asistencia social, subsidio a los hogares económicamente débiles o intentos por redimir de la miseria a los pobres de solemnidad, fracasarán, pues cualquier explicación oficial va a recular ante la crueldad de los incrementos en los precios, desgraciadamente promovidos y autorizados en lo alto, o desde "el top" como también se dice actualmente. Así que redundemos: "¿Y ahora quién podrá defendernos?..
Los libros son caros, pero afortunadamente no son escasos los baratos; hay mercado para ellos y la prueba fue el éxito obtenido en la pasada Feria del Libro celebrada en Saltillo, posible gracias al acuerdo entusiasta, dinámico, del gobernador de Coahuila, Humberto Moreira, de su Secretario de Educación Pública en Coahuila y del Director de Bibliotecas Públicas de la misma dependencia estatal, las Universidades Autónoma de Coahuila, Autónoma Antonio Narro y otras instituciones de alta cultura, siempre conscientes del bajo porcentaje de lectores que padecen la Nación y el Estado. De acuerdo a un análisis de la UNESCO sólo el 2 por ciento de los habitantes de México están acostumbrados a comprar y leer libros. Lástima, pues quienes carecen de esta costumbre resultan incapaces de comprender y analizar la realidad social, política y cultural del país en que viven.
Para lograr abatir las desconsoladoras cifras porcentuales de la lectura es que se crearon, desde hace tiempo, las ferias o exposiciones anuales del libro como incentivos para promover el crecimiento de lecturas y lectores y la emergencia de pensadores para entender y resolver los problemas de su entorno.
El Congreso del Estado tiene sobre los escritorios de los señores diputados la preciosa oportunidad de mejorar, en lo que corresponde a Coahuila, el penoso índice que señala la UNESCO, si decide aprobar el proyecto de "Ley para el fomento al libro y a la lectura para el estado de Coahuila de Zaragoza".
De esta manera nuestra entidad federativa se uniría al esfuerzo federal cuyo Congreso de la Unión aprobó, decretó y publicó su propia ley desde el 24 de julio del año 2008; y a los estados de Michoacán, San Luis Potosí, Durango, el Distrito Federal y Colima que han aprobado leyes similares.
Los malpensados no dejan de cavilar en que esta iniciativa, presentada por el grupo parlamentario del Partido Acción Nacional podría tropezar en la Legislatura local con la oposición de los diputados del PRI. Sin embargo, es de considerar que si bien el primer paso -la iniciativa-fue de la bancada blanquiazul, lo que podría dar observancia de ley al proyecto será, precisamente, el voto de la mayoría tricolor; de lo cual nos felicitaremos los que nos interesamos por la lectura y los libros.
Que así sea, para que Coahuila ponga un ejemplo a los morosos legisladores federales aprobando la Ley en cuestión, sin considerar rijosidades partidistas.