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Antecedentes de un cambio metabólico

A la ciudadanía

MANUEL VALENCIA CASTRO

La historia ecológica del hombre sobre la Tierra puede ser descrita en términos de su capacidad para intervenir y modificar la naturaleza. La mayor parte de la historia del hombre (99%) la pasa como cazador, pescador y recolector, en esta etapa sus actividades orientadas principalmente a la alimentación, protección y preparación de sus alimentos correspondían aproximadamente a un consumo de energía de 4,000 kilocalorías por día y por persona. Su influencia sobre la naturaleza era mínima y por lo tanto también la modificación de los ecosistemas. Se ha estimado que la capacidad del planeta para sostener a la población era entonces de 10 a 100 millones de personas (dependiendo de la fuente).

En el último 1% de la historia del hombre ocurren importantes acontecimientos: la domesticación de animales y con ello el inicio del hombre ganadero, inaugura las etapas en las que el hombre interviene la naturaleza para canalizar una mayor energía hacia él. Sin duda la regulación más trascendente de la naturaleza fue la invención de la agricultura, las modificaciones no sólo se expresaron en la simplificación de la naturaleza para incrementar la cantidad de energía aprovechable de los ecosistemas, el hombre agricultor tuvo que permanecer en los terrenos agrícolas y se hizo sedentario, esto le permitió almacenar alimentos y probablemente distribuir energías en el incipiente sistema social que se formaba.

Con el advenimiento del hombre industrial vinieron los avances tecnológicos que le permiten primero el descubrimiento de los nuevos recursos y después las estrategias de su utilización, el hombre ya no volvería a ser igual: el nuevo sistema industrializado del hombre basado en las nuevas energías provenientes de los combustibles concentrados como el carbón permite la expansión de su potencial.

El perfil metabólico de la sociedad del hombre industrial cambia drásticamente. Una nueva domesticación ha ocurrido la de la energía. El agricultor primitivo se convierte también en agricultor industrial incorporando máquinas movidas por los nuevos combustibles, a partir de aquí los cambios ocurren con gran rapidez, las estrategias tecnológicas se multiplican, se aumenta notablemente la producción de alimentos e inicia la actual etapa del hombre, la del hombre urbano o tecnológico.

Es tal la regulación de la naturaleza a favor de la población humana, que ahora se mantienen alrededor de 6,000 millones de personas. En algunos casos, como el de los habitantes de los países llamados desarrollados, el consumo per cápita de energía se ha incrementado notablemente llegando a excesos de 230,000 kilocalorías/día. Que nada tienen que ver con las 4,000 kilocalorías que empleaba el hombre primitivo.

Un aspecto importante es que el gasto de energía debida al consumo de los alimentos prácticamente es el mismo en ambos casos, estableciendo la diferencia el gasto energético usado en la gran cantidad de máquinas que el hombre tecnológico utiliza en prácticamente todas sus actividades.

El consumo actual de la energía proveniente de los combustibles fósiles, igual que hace 30 años, registra un crecimiento exponencial. Cada vez inevitablemente se esfuman las nuevas reservas que consecutivamente iban callando la boca de los "profetas del colapso". El error de estos últimos fue haberse adelantado demasiado tiempo en relación a la ocurrencia de los sucesos.

Al contrario de lo que podría esperarse con la abundancia energética, la industrialización tecnológica de la sociedad ha sido motivo de una "desigualdad social y planetaria de tal entidad, que el hombre jamás ha conocido otra igual".

Sólo los Estados Unidos de Norteamérica consumen de 40 a 50 % más energía per cápita que cualquier otro país altamente industrializado, y desecha más energía que lo que es consumido por dos terceras partes de la población del mundo. Significa entonces que el nuevo perfil metabólico es variable, que se podría establecer un gradiente actual, desde las sociedades que aún permanecen como cazadores y pescadores hasta el hombre tecnológico de los Estados Unidos. Aun en la actualidad, se podría aceptar la aseveración de Sutton y Harmon de que gran parte de la población mundial no ha pasado de la etapa de agricultor avanzado.

Los gases emitidos por las actividades intensivas humanas, incluidos los grandes sistemas agrícolas y pecuarios, conocidos como gases de efecto de invernadero, alteran la composición de los gases de la atmósfera ocasionando que el calor irradiado desde la superficie terrestre, que temporalmente se detenía para luego sacarlo hacia los espacios que constituyen el resumidero de los mismos, sea ahora retenido por más tiempo, ocasionando un sobrecalentamiento con escala planetaria.

Aunque las consecuencias de este fenómeno aún no son completamente claras, existe consenso científico de que el calentamiento global se asocia a un cambio climático del planeta.

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