Revolucionaria. La calle 20 de Noviembre se localiza hacia el norte de la ciudad. Por ahí se encontraba la fábrica textil La Amistad.
El inicio de la Revolución
Gómez Palacio también cuenta con calle 20 de Noviembre, fecha histórica que marcó el inicio de la Revolución Mexicana, el movimiento nacional que le dio un viraje al rumbo del país y cumple 100 años.
La antigua calle de Juárez, como se llama ahora la 20 de Noviembre, se trazó en el primer plano de la ciudad, por parte del ingeniero Laureano Paredes y pasa por la antigua calle de Ampuero, hoy Francisco I. Madero, hasta las puertas de la antigua fábrica textil La Amistad, cuenta el cronista gomezpalatino, Pablo Amaya Ramírez.
La parte norte de Gómez Palacio se inició desde el canal de San Antonio, hacia el sur de la misma, haciendo escuadra con la calle Bárcenas (hoy Hidalgo). Explica el cronista que no se tiene el dato preciso del cambio de nomenclatura de la calle, ya que a varias se les cambió el nombre por la celebración del primer aniversario de la Independencia de 1810.
Es probable que se le haya cambiado el nombre, después de 1920, cuando el Centauro del Norte, Francisco Villa, le puso fin a la década sangrienta de la Revolución Mexicana, lo cual ocurrió en Tlahualilo el 31 de agosto de 1920.
La calle 20 de Noviembre constituye un homenaje, no sólo a los precursores de la Revolución, que hicieron posible que estallara también en Gómez Palacio, sino a sus personajes gomezpalatinos, como J. Agustín Castro, que participó en la primera toma de Torreón, en 1915.
El cronista menciona que la fábrica La Amistad, muy famosa en su tiempo, fue fundada en 1887 por Santiago Prince, Miguel Torres y el doctor Cosme Prince. Comenzó a trabajar con 32 telares y en 1900, al ampliarse la fábrica, ya contaba con 450 y sus productos, de gran calidad, tenían bastante demanda en el país.
La Amistad llegó a ocupar cerca de dos mil obreros en los tres turnos, incluidos los aprendices. La derrama semanal de salarios era de cuatro mil pesos. Los sábados, día de pago, el barrio de los pabiludos, como les decían a los obreros textiles, se veía muy animado y los parranderos salían de una taberna para meterse, con su saldo de pleitos callejeros, en ocasiones sangrientos.
A principios de 1920, la fábrica comenzó a tener problemas económicos y no hubo más remedio para los propietarios que venderla a la Compañía Hilandera La Fe, de Torreón, pero no duraría mucho tiempo y por 1926 cerró de manera definitiva.
Aún se conserva más o menos en buen estado el edificio donde estaban los telares principales, convertidos ahora en bodegas y en una de ellas se ha establecido en la actualidad una tienda para trabajadores del ISSSTE.
