"Se supone que la política es la segunda profesión más antigua. Pero he llegado a darme cuenta de que se parece mucho a la primera".
Ronald Reagan
Una vez más la izquierda y la derecha dogmáticas se unen en una causa común. Durante años la derecha ha hecho todo lo posible por prohibir la prostitución o cualquiera de sus manifestaciones. Hoy surgen voces en el mismo sentido de la izquierda. Hay, además, un movimiento que busca prohibir los anuncios de servicios sexuales en periódicos o revistas. El puritanismo, al parecer, es compartido por activistas de distintas ideologías.
Dicen que la prostitución es la profesión más antigua del mundo. No tengo forma de corroborarlo, pero no hay duda de su antigüedad. También son muy antiguos los intentos por prohibirla o por retirarla de la vista pública. Las buenas conciencias sienten la obligación moral de impedir que otras personas practiquen esa profesión o gocen de sus servicios.
Hoy esta convicción moral ha tomado la forma de una campaña para prohibir los anuncios de servicios sexuales. Se argumenta que esta medida es necesaria para evitar la explotación a la que son sometidas las mujeres y los hombres que ejercen la prostitución.
Como suele ocurrir en esos casos, sin embargo, la prohibición tendría el resultado opuesto al que se pretende. La libertad de anunciarse es indispensable para la libertad personal. La posibilidad de anunciarse libremente permite a las personas que ejercen la prostitución liberarse de la necesidad de un protector o proxeneta. El contacto entre el cliente y el proveedor de servicios se hace con relativa seguridad sin tener que invadir las calles. Prohibir los anuncios de servicios sexuales lo único que lograría es poner a quienes ejercen la prostitución en una situación de mayor fragilidad.
En México, o por lo menos en la ciudad de México, la prostitución no está prohibida. No existe así base legal para proscribir los anuncios de servicios sexuales. Por eso los moralistas buscan promulgar una nueva Ley que lo haga. Si lo hacen, lo único que lograrían sería generar un nuevo nivel de clandestinidad de una actividad que no va a desaparecer.
Lo que sí está prohibido en México es el lenocinio, aunque es una prohibición que la autoridad aplica cuando quiere. De hecho, no tiene mucha lógica prohibir una mediación comercial en una profesión que no está prohibida. Al final lo que hacen estas leyes es fortalecer el lenocinio y dar a los proxenetas un mayor poder sobre las víctimas de trata.
La única función de la autoridad en el caso de la prostitución debe ser perseguir a quienes obliguen a otros a ejercerla. Cualquier otra restricción viola las libertades individuales y el derecho de cada quien de hacer lo que quiera con su cuerpo... Pero, además, es contraproducente. Los padrotes existen y prosperan precisamente por las restricciones.
Si la autoridad estuviera realmente interesada en acabar con los abusos en el ejercicio de la prostitución, los anuncios de servicios sexuales serían un instrumento muy eficaz para hacerlo. Para que un anuncio funcione debe tener un teléfono o una dirección de correo electrónico que puede permitir a un policía diligente investigar si hay una actividad ilegal del otro lado de la línea. Pero a quienes promueven las prohibiciones poco les importa el resultado. Quieren prohibir por prohibir, porque sienten un desagrado moral ante la profesión más antigua del mundo
Ayer fueron los bomberos quienes bloquearon calles de la ciudad de México en protesta por un retraso en el pago de su quincena. No sorprende el bloqueo nuestro de cada día en la ciudad sin movimiento. Las propias autoridades incentivan los bloqueos: en primer lugar al permitirlos, en segundo lugar al protegerlos con la policía y en tercer lugar al dar beneficios a sus organizadores. El comportamiento de los grupos que montan bloqueos en la ciudad de México responde a los incentivos de la autoridad.
