"La lectura de un buen libro es un diálogo incesante en que el libro habla y el alma contesta."
André Maurois
Durante más de 500 años hemos leído en papel impreso. La invención de la imprenta de tipos móviles por Johannes Gutenberg en 1493 marcó la cultura desde entonces. Pocos inventos han permanecido vigentes tanto tiempo, pero quizá sus días estén contados.
Las pantallas han empezado a reemplazar gradualmente al papel impreso. El cine y la televisión empezaron el proceso al permitir la presentación en pantallas luminosas de tramas que antes sólo se plasmaban en novelas. La lectura en papel, sin embargo, no disminuyó sino que, pese a lo que se piensa, aumentó durante el siglo XX.
En los últimos años las computadoras sí empezaron un asalto sobre los viejos baluartes del papel. Los primeros afectados fueron las obras de consulta, como las enciclopedias. Los periódicos y revistas llegaron después. Ahora incluso los libros normales están bajo asedio.
La introducción de la iPad, que viene a ser fundamentalmente una computadora sin teclado, ha puesto a temblar a muchos de los lectores que siguen siendo leales al papel. Las iPad están de moda. Se estima que en este 2010 se venderán alrededor de 6 millones de estos dispositivos en el mundo. Si Apple no está vendiendo más es, simplemente, porque no puede producirlas con mayor rapidez.
La iPad fue lanzada como un competidor de los libros electrónicos, el Kindle de Amazon y el Reader de Sony, que ya habían empezado a ganarse un lugar en el mercado. Pero a pesar de su atractiva pantalla en vívidos colores, la iPad no es la mejor de las plataformas para leer libros. En una lectura prolongada, el brillo de la pantalla cansa tanto como el de un televisor. Al igual que las computadoras, la iPad es difícil de leer en plena luz del día. El Kindle y el Reader, cuyas pantallas en blanco y negro no son tan atractivas desde un punto de vista comercial, resultan de hecho bastante mejores para una lectura prolongada, especialmente bajo el sol.
El Kindle es útil para un lector voraz y desordenado como yo. Ofrece la posibilidad de bajar libros completos en cualquier lugar por un sistema de telefonía móvil sin pagar costos de comunicación. En más de una ocasión, por ejemplo, yo he bajado un libro en particular después de leer una reseña o porque necesito un dato para un artículo. El hacerlo no toma más de dos minutos.
El Reader de Sony no cuenta con esa facilidad. Los libros deben bajarse a una computadora conectada a la red y de ahí se transfieren al dispositivo. Como el Kindle, sin embargo, el Reader puede cargar cientos de volúmenes en un formato de libro de bolsillo de menos de 300 gramos. La iPad pesa 700 gramos o más, su tamaño carta es bastante mayor y resulta menos cómoda y más delicada de transportar.
La tecnología sigue cambiando con rapidez. Sony cuenta ya con prototipos de pantallas tan delgadas como una hoja de papel que puede uno enrollar en un lápiz. No pasará mucho tiempo para que el libro de papel se quede atrás. Algunos suspirarán y cuestionarán los perversos avances de la tecnología. Pero Sócrates hacía lo mismo cuando afirmaba que escribir "introducirá el olvido en aquellos que lo aprenden". Mucho mejor, decía Sócrates, es recordar lo que se habla y discute.
Mi experiencia me dice que la iPad muestra el camino que seguirá la lectura rápida de revistas y periódicos. El Kindle y el Reader son los libros del futuro. Podrá uno echar de menos los hermosos volúmenes de papel, pero he encontrado que leo más en los electrónicos... y sin necesidad de cortar ningún árbol.
Apple ha sabido vender mejor que nadie sus productos. Por eso la empresa vale hoy más que cualquier firma de tecnología, incluso que Microsoft. El iPhone y la iPad son ejemplo de productos que, más que innovadores en tecnología, son atractivos y sencillos de usar para quien no sabe de tecnología. En eso hay una lección para todos los competidores.
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