Proyecto. Nepal busca que el Everest albergue la ceremonia de casamientos de personas de un mismo sexo más grande del mundo.
Nepal quiere pintar el Monte Everest de rosa. Que parejas gay en luna de miel recorran a pie el Himalaya. Que el Everest albergue la ceremonia de bodas de personas de un mismo sexo más grande del mundo. Y, sobre todo, esta nación conservadora quiere que el turismo gay, que mueve miles de millones de dólares, la ayude a salir de la pobreza.
Con ese objetivo, dejó de lado prejuicios de vieja data en busca de oportunidades económicas y hoy representa una de las victorias más grandes que se ha apuntado el movimiento gay.
Hace 5 años, la Policía apaleaba a homosexuales y transexuales en las calles.
Hoy, la causa gay es casi historia antigua: hay un parlamentario gay, se están emitiendo tarjetas de identidad para el "tercer género" y se está a punto de incorporar a la constitución una serie de derechos para los gay, incluso tal vez el matrimonio entre personas de un mismo sexo.
"Ya nadie nos cuestiona. La sociedad nos ha aceptado", manifestó Vishnu Adhikari, una lesbiana de 21 años.
Esa aceptación es una gran herramienta comercial para un país sumido en la pobreza pero que tiene grandes bellezas naturales.
El turismo es uno de los principales motores de la economía nepalesa -el año pasado generó unos 350 millones de dólares- y el Gobierno está decidido a duplicar la cantidad de turistas, y llegar al millón de visitantes.
Se supone que los turistas gay serán mucho más lucrativos que los tradicionales mochileros, que se alojan en hoteles baratos y gastan poco.
"(Los gay) Tienen dinero, son gente que gasta", expresó Aditya Baral, de la oficina de turismo nepalesa.
El principal impulsor de esta campaña es Sunil Pant, un parlamentario que es el activista gay más prominente del país y fundador de la compañía de turismo Pink Mountain (Montaña Rosada).
Las montañas, la cultura y la comida constituyen un atractivo natural para el turismo. Los turistas gay, por otra parte, podrían casarse en campamentos al pie del Everest. Serían ceremonias simbólicas ya que Nepal no casa a extranjeros. Las parejas podrían hacer safaris en elefante en su luna de miel.
"Ese dinero crearía trabajos", dijo Pant.
Es sabido que al turista gay le gustan la aventura y los sitios exóticos, especialmente si los gay son bien recibidos, señaló John Tanzela, presidente de la Asociación Internacional de Turismo de Gays y Lesbianas.
Pant dice que en el resto del sudeste asiático los gay no son bien recibidos, por lo que Nepal "prácticamente no tiene competencia".
La aceptación de los gay en Nepal es una verdadera revolución, producto del caos y conflictos derivados del sistema político y social.
Hace pocos años, el reino fue sacudido por una guerra civil entre el Gobierno e insurgentes maoístas. Ambos bandos se ensañaron con los sectores marginales.
Los hombres transgénero (que tienen una identidad de género y expresión de género diferentes a su sexo biológico), conocidos como metis o eunucos, eran golpeados, robados y a veces violados por los maoístas y también por las fuerzas del Gobierno, según Pant, presidente de la Sociedad Diamante Azul, que defiende la causa de los gay. En las zonas rurales, donde imperaban viejas tradiciones y los matrimonios arreglados a temprana edad, rara vez se hablaba de la homosexualidad, un tema tabú.
El Gobierno ha emitido ya algunas tarjetas de identidad para el tercer sexo y se espera que en el próximo censo la gente pueda optar entre hombre, mujer o tercer género. También se trabaja en la aprobación del matrimonio entre personas de un mismo sexo.
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MDD
Generó el turismo el año pasado en Nepal.
ADITYA BARAL
De la oficina de Turismo nepalesa.