El centro de Bangkok se convirtió el miércoles en una zona de batalla, luego que una ofensiva del ejército forzó la rendición de dirigentes de una protesta antigubernamental y numerosos opositores reaccionaron lanzando granadas e incendiando edificios emblemáticos, causando columnas de humo que oscurecieron el cielo.
El centro de Bangkok se convirtió el miércoles en una zona de batalla, luego que una ofensiva del ejército forzó la rendición de dirigentes de una protesta antigubernamental y numerosos opositores reaccionaron lanzando granadas e incendiando edificios emblemáticos, causando columnas de humo que oscurecieron el cielo.
Los soldados abrieron fuego para dispersar a los miles de manifestantes del llamado movimiento Camisas Rojas, que habían acampado durante semanas en el centro comercial y el distrito residencial más importantes de Bangkok.
Cinco manifestantes y un fotógrafo italiano de prensa murieron en los enfrentamientos. Unas 60 personas fueron heridas.
Luego que varios líderes de los Camisas Rojas se entregaron a la policía, hubo manifestantes que iniciaron incendios en la Bolsa de Valores de Tailandia, varios bancos, la sede de la Autoridad Metropolitana de Electricidad, el Central World —uno de los mayores centros comerciales de Asia— y un cine, que se derrumbó. También hubo informes de saqueos.
Los bomberos tuvieron que renunciar a su tarea debido a que fueron atacados a tiros por manifestantes, al tiempo que densas columnas de humo brotaban en varias partes de la ciudad y oscurecían el cielo en la capital, que tiene 10 millones de personas y numerosos rascacielos.
Por la noche continuaron enfrentamientos esporádicos entre soldados y opositores en el lugar donde había estado el campamento de los manifestantes.
Las secuelas en Bangkok por la protesta de dos meses agravarán el severo impacto asestado a la economía y al turismo en Tailandia, un país aliado de Estados Unidos que es considerado uno de los más estables en el Sureste Asiático.
Los Camisas Rojas demandaban la destitución del gobierno del primer ministro Abhisit Vejjajiva, la disolución del Parlamento y nuevas elecciones.
El gobierno instaló a las 20:00 horas un toque de queda de 10 horas en Bangkok y otras 18 provincias, al tiempo que anunció la continuación de las operaciones militares durante la noche en la capital tailandesa.
Bangkok fue puesta bajo la medida de fuerza por primera vez desde 1992, cuando el ejército mató a decenas de manifestantes que buscaban el fin de un gobierno apoyado por militares y el establecimiento de un régimen democrático.
"Esta noche a ser otra noche preocupante", estimó el vocero gubernamental, Panitan Wattanayagorn.
El gobierno también impuso una interrupción informativa parcial a las televisoras locales al informar que todas tendrán que difundir comunicados elaborados por las autoridades.
Grupos de opositores atacaron las instalaciones del Canal 3 de televisión, al que habían criticado por apoyar al gobierno. Los manifestantes incendiaron vehículos estacionados a las afueras y rompieron tuberías que causaron inundaciones en el edificio.
Más tarde, el inmueble ardía. Sus directivos fueron evacuados por helicóptero y la policía rescató a otros trabajadores.
Asimismo, el diario Bangkok Post fue evacuado tras recibir amenazas de ataques por parte de los manifestantes. Un edificio grande cercano a la sede del Post fue incendiado.
La bolsa de Tailandia cerrará el resto de la semana debido a los manifestantes incendiaron la planta baja del edificio, dijo su presidente, Patareeya Benjapolchai, a The Associated Press.