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Áreas verdes y biodiversidad

A la ciudadanía

MANUEL VALENCIA CASTRO

Cuando observamos la zona metropolitana desde las alturas, un cerro elevado, un avión, desde una fotografía aérea o ahora con ayuda de las imágenes formidables del Google earth, se ve una gran área grisácea y cuadriculada con pequeños manchones de vegetación dispersos de una forma irregular en la gran matriz de concreto, que desaparece poco a poco en las orillas de las ciudades para dar paso a las áreas agrícolas, a los matorrales y a una gran superficie de suelos semidesnudos. Desde esta perspectiva, es fácil darse cuenta que vivimos en una zona urbana con muy poca vegetación, el bosque, las alamedas, los parques y las plazas que todos conocemos son esos pequeños manchones que se ven desde arriba, la vegetación de nuestros jardines, salvo algunas excepciones, no alcanza a verse.

Cuando la perspectiva es desde nuestra altura las cosas se ven diferentes. La sensación de la deforestación disminuye, porque aparecen nuestras plantas ornamentales en las banquetas, en los camellones y desde luego en las socorridas plazas. Esta vegetación formada principalmente por árboles, arbustos, hierbas y zacates, corresponde en su inmensa mayoría a especies que fueron traídas de otros lugares. Especies como la hermosa mora o morera que además de la fresca sombra en el verano y de las tibias asoleadas en el invierno, produce un exquisito y sabroso fruto muy poco apreciado ahora, es una planta traída de algún lugar de Asia Occidental. La lila y sus perfumada flores una planta que igual crece como arbusto que como árbol la trajeron de algún lugar de Europa, las palmas datileras que provienen de los oasis desérticos de Asia y África del Norte, los hermosísimos ficus con sus más de 600 especies, árbol conocido como del caucho por su contenido de látex e hidrocarburos entre otros, que ocasionan alergia en la piel de quien los poda.

Desde luego no podría faltar el frondoso y productivo pingüiquero destructor de banquetas y de drenajes domésticos y provocador de broncas entre vecinos por las enormes cantidades de hoja y de frutos que en forma natural dejan caer casi siempre en la banqueta y arroyo del vecino, y el fresno americano traído del norte del continente o de Europa y en mucho menor grado del Bosque del Río Nazas.

Todas estas especies y muchas otras que mejor no nombramos, ya se encuentran en nuestros jardines públicos y deben terminar su ciclo, no deben removerse así nomás, fue mucho el esfuerzo aplicado para tenerlos. Como especies importadas de otros países y ecosistemas, requieren por lo general de importantes cuidados para que tengan éxito en su establecimiento, difícilmente sobreviven sin estas minuciosas atenciones.

Sin embargo, debemos pensar más de una vez la posibilidad de reemplazarlos con especies nuestras, de nuestro hábitat, que producen de igual manera belleza escénica, que nos protegen de polvos contaminantes y coadyuvan sin pedir muy poco a cambio, a mejorar nuestra calidad de vida.

En una ocasión, un buen amigo me regaló 50 huizaches y 50 mezquites sanos y de gran vigor listos para plantarse. Se me ocurrió cabildear a un maestro que estaba impartiendo la clase de educación ambiental para realizar una actividad de reforestación en lugares con jardines empastados, en donde se logra una combinación muy atractiva por los contrastes de colores, alturas, espacios, texturas, aromas, entre otras. Se consiguió el permiso y la actividad se realizó por los estudiantes previa (por lo menos así lo creo) explicación del profesor. Los arbolitos se establecieron bien, pero con el tiempo empezaron a desaparecer. Se habló con todo mundo menos con los jardineros, los cuales sin decir nada los empezaron a sacar, como si fuera una mala hierba. Cuando se les preguntó por qué los sacaban la respuesta fue lo que piensan muchos, "qué chiste tiene poner plantas que se dan solas". Los tipos tienen razón en lo último, en efecto son plantas adaptadas y ajustadas a nuestro medio ambiente que no necesitan de las atenciones de las especies introducidas, sólo una poda de formación para lograr un hermoso árbol es lo que hay que aplicar.

Existen nuevos enfoques, en la construcción de jardines, el conocido por su nombre en inglés como xeriscape es sin lugar a dudas la opción más inmediata y económica para incrementar las áreas revegetadas en nuestra zona metropolitana, incluso sin necesidad de construirse.

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