Una iglesia protestante de Kuala Lumpur fue incendiada en un ataque relacionado con la sentencia de un tribunal de Malasia que permitió que el término "Alá" puede ser empleado también por cristianos.
El jefe de la Policía, Mohammad Sabtu Osman, indicó que los atacantes arrojaron varias bombas incendiarias contra el edificio, cuya primera planta quedó totalmente destruida por las llamas.
Los otros dos pisos de la iglesia Metro Tabernacle, situada en un barrio residencial de la capital, también registraron daños, aunque la Policía apuntó que no hubo heridos.
Tras ese ataque, varios desconocidos arrojaron un cóctel molotov en el recinto de la iglesia católica de Kuala Lumpur, explicó el sacerdote Lawrence Andrew, director del semanario Herald, dirigido a la comunidad católica del país.
Estos incidentes tuvieron lugar después de que el Tribunal Supremo de Malasia anulase el veto del Gobierno a que los medios de comunicación cristianos empleen la palabra "Alá" como sinónimo de Dios.
Hace dos años, las autoridades malasias prohibieron que los no musulmanes equiparen a "Alá" con el Dios cristiano después de que así se hiciera en un artículo publicado en "The Herald", al que revocaron la licencia de edición.
La dirección de la revista defiende que el uso de la palabra "Alá" no pretende ofender a nadie y que la Biblia en lengua malaya utiliza "Alá" para referirse a "Dios" y "Tuham" para "Señor".
Al argumentar que "Alá" debe ser un término exclusivo para los seguidores del Islam para evitar confusiones, el Ministerio de Asuntos Religiosos se incautó de cientos de biblias en idioma malayo que incumplían la orden.
El pasado noviembre y tras dos años de litigio, la revista recuperó la licencia de publicación, y entabló una batalla legal para defender que al Dios cristiano se le puede llamar Alá.
La legislación de Malasia prohíbe el proselitismo entre los musulmanes, que integran el 60 por ciento de la población, aunque autoriza la libertad de culto.
En el país, habitado también por minorías de religión budista e hindú, viven unos 850.000 católicos, según el censo oficial.