Milicianos en Irak, entre ellos una mujer suicida, atacaron el domingo oficinas del gobierno y a funcionarios iraquíes en todo el país, dejando cuatro personas muertas y aumentando el temor de que los extremistas están aprovechando el estancamiento político para desestabilizar el país.
Una mujer que portaba explosivos en su cuerpo se inmoló en un ataque contra un edificio del gobierno en Ramadi, la capital de la provincia occidental de Anbar. Murieron cuatro personas y 23 resultaron heridas.
El concejal Aeefan Sadoun dijo que la atacante detonó la bomba que llevaba amarrada al cuerpo en el recibidor de la sede del gobierno provincial.
En Mosul, la ciudad más grande de Irak y un enclave de al-Qaida en el norte del país, la Policía abatió a disparos a un atacante suicida cerca de la sede del gobierno regional. Sin embargo, el atacante logró hacer estallar su cinturón con explosivos, dijo un funcionario del ejército estadounidense con conocimiento del incidente.
La Policía iraquí dijo que dos uniformados resultaron heridos en la explosión.
Los ataques ocurrieron en momentos en los que el vicepresidente estadounidense, Joe Biden, se reunía con funcionarios iraquíes en Bagdad.
Los ataques contra funcionarios del gobierno es una estrategia típica de al-Qaida en Irak. El grupo podría estar aprovechando la visita de Biden y la celebración el domingo del día de la independencia de Estados Unidos para recordar la instabilidad continua del país.
También el domingo, un prominente funcionario suní resultó herido en lo que la policía dijo fue un intento de asesinato en Kirkuk.
Mulla Mustafa Hussein, director de Donación suní en la ciudad del norte, estaba saliendo de su oficina cuando un vehículo con explosivos estalló cerca de su escolta, dijo Sarhad Qadir.
Los tres guardaespaldas de Hussein y ocho civiles también resultaron heridos en la explosión en la tarde del domingo, dijo.