Un niño que recibe castigos como el encierro en su cuarto o diciéndole: “si sigues portándote mal te va a llevar el coco”, está en riesgo de sufrir claustrofobia.
Quedar atrapado en un espacio reducido, peor aún sin ventanas, es un pensamiento que atormenta a incontables personas que son víctimas de la claustrofobia, un problema que mucha gente padece sin poder dar nombre a su martirio, pues no busca ayuda médica.
Y la verdad es que se trata de un trastorno específico del grupo de fobias más frecuentes que padece la población en el mundo, y en México más de un millón de personas lo vive, informa el doctor José Luis Vázquez Ramírez, especialista del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Los síntomas de este mal son miedo irracional por estar en lugares reducidos o cerrados que les provoca pánico, temor y sensación de llegar a fallecer al estar en espacios reducidos o cerrados, explica el experto, encargado del programa Hospital parcial para la rehabilitación del paciente esquizofrénico.
Algunas personas piensan que esos temores que se desatan inexplicablemente son parte de su personalidad y procuran ocultar lo que viven, sin decidirse a pedir auxilio de un experto en cuestiones de salud mental.
Una mala compañía
Las personas que sufren esta enfermedad tienen miedo a subirse a un elevador, estar encerrados momentáneamente en el Sistema de Transporte Colectivo Metro o en algún otro lugar donde hay mucha gente, porque tienen la sensación de poder morir en esa circunstancia.
El doctor Vázquez Ramírez indicó que los médicos se han encontrado en los historiales de los pacientes la existencia de traumas en la infancia que condicionan este tipo de respuestas. El chico al que castigan encerrándolo en su cuarto o diciéndole: “Si sigues portándote mal te va a llevar el coco, la bruja...”, son víctimas propicias del mal.
La vida de algunas personas atrapadas en esta red de miedo se refugian en la soledad y el silencio, comunicarlo a sus familiares o amigos casi nunca les resulta sencillo y esto les complica la vida. Hay quienes no pueden trabajar en un lugar cerrado o personas a las que les cuesta asistir a clases en un salón que las aísla del mundo.
En el Hospital de Psiquiatría, dice, se ofrece tratamiento con sicoterapia y, en algunas ocasiones, cuando es necesario, su utilizan fármacos. De no recibir ayuda, el caso puede complicarse, ya que de 100 pacientes con claustrofobia, 20% intenta suicidarse y 10% consuma el acto.
Vázquez Ramírez añadió que es básico fomentar la salud mental en niños y adolescentes, impulsar los valores de la familia, principalmente en el manejo disciplinario, mostrar afecto e incrementar la autoestima.
El especialista recomendó no temer a la siquiatría porque es una aliada de las personas que padecen este tipo de trastornos; por ello, es importante que acudan con el especialista de salud mental.