Ya no está sólo en algunas ciudades como Tijuana, Reynosa, Chihuahua o Juárez. Tampoco en algunas entidades Michoacán, Sinaloa o Tamaulipas. El desánimo es generalizado y profundo. Difícil saber si la "guerra" -ahora lucha- se está ganando en las calles como afirma el gobierno. Menos aun con actos tan sospechosos y aviesos como el despojo de la encuesta de victimización que realizaba el ICESI. ¿Será acaso que el gobierno quiere controlar la información de la violencia en un final de sexenio marcado por esos hechos? ¿Cálculos electorales? Eso parece, ya lo denunciaremos en próximas entregas. Pero aún si en las calles se estuviera ganando, en la percepción la lucha ya se perdió.
Según GCE los pesimistas llegan casi al 63% contra un magro 21.2% que creen que el gobierno va ganando. La aprobación sigue siendo alta, 72%, pero un 84% de los mexicanos piensa que hoy hay más violencia contra un delgado 2.5% que percibe menos. La derrota es total.
Pero la cuestión va mucho más allá del asunto específico del combate al narco. Calderón llega a su quinto año de gobierno con un país quebrado en su ánimo. Cada vez menos mexicanos creen en la palabra presidencial. La presidencia ha perdido la capacidad de introducir otros temas que no sean la violencia. En México ya no se registran las buenas noticias. Lo grave es que nuestro futuro depende de lo que hoy hagamos. La derrota en el ánimo tiene un costo invaluable en crecimiento económico y bienestar. Buenas noticias hay varias. De la crisis de 2008-09 salimos mucho mejor librados que en la del 94-95, en pérdida de empleos, en devaluación (100% contra 20%). La banca no fue tema. En el 2010 el panorama es muy diferente, el tipo de cambio está estable, las reservas se encuentran en niveles históricos, lo mismo las tasas de interés, la industria se recupera, la creación de empleos ronda los 750 mil, nuestras exportaciones crecen no sólo hacia Estados Unidos sino también hacia Canadá por ejemplo.
De otros asuntos simplemente no hablamos. Las AFORES rebasan ya el 10% del PIB. Nunca antes México había tenido una bolsa de ahorro tan grande. Los rendimientos van muy bien. Ni el déficit ni la deuda pública se dispararon. No se trata de compararse con Irlanda donde la deuda rebasa el 110% del PIB o Grecia; Francia tiene casi 75%, Reino Unido cerca del 70%, Estados Unidos el 65%, Argentina más del 50%. En México oscila el 35%. En el "Doing Bussiness" del Banco Mundial nos situamos en el lugar 35 muy por arriba Brasil (127) Rusia (123) India (134) y China (79). La incapacidad para "vender" a México, para exponer de manera sistemática y consistente nuestras fortalezas y logros, es dolorosa.
En casi cualquier foro aparecen los famosos BRICs, (Brasil, Rusia, India y China). Por el tamaño de su población y por el ritmo de su crecimiento están llamados a jugar un papel muy relevante en la comunidad internacional. Pero no perdamos perspectiva. La esperanza de vida en México es superior a cualquiera de esos países, pero no un poco. Rusia (66.7 años) e India (63.5 años) están en los niveles que México superó hace tres o cuatro décadas. El PIB per cápita de México es 30% superior al de Brasil, cuatro veces el de China y diez veces el de India. El Índice de Desarrollo Humano de México es superior significativamente al de esas cuatro naciones. ¿De qué estamos hablando? Lula ha sido un maestro en la "venta" de Brasil que para muchos está "sobrevendido". Calderón está justo en el otro extremo, ha enterrado la imagen de México. Pero los hechos están ahí. Hasta ahora no conozco ningún mexicano con intenciones de irse a vivir a China o India o Rusia, tampoco a Brasil. Nuestra triste migración va a la economía más potente del orbe.
Por supuesto que hay malas noticias, la sistemática pérdida de productividad que nos ha llevado del lugar 31 en 1999 al 66 en 2010. La caída de dos décimas en el Índice de Percepción de Corrupción de Transparencia Internacional es otra. ¿Podía ser de otra forma con el triste espectáculo de violencia de todos los días en los últimos cuatro años? Los comparativos internacionales de educación, sobre todo los de PISA, son para sacudirnos. Pero insisto, en el horizonte mexicano también hay luz y ésa no la estamos viendo. ¿Qué hacer?
A Calderón le quedan meses antes de ser eclipsado por las campañas y la carrera presidencial. Su discurso está atrapado en un solo tema, la violencia, y en eso no se ve la salida. Su obsesión por heredar un presidente azul se ha hecho pública. Se sabe de su debilidad. Qué comparación con la creciente fortaleza de Zedillo. Lo más probable es que las campañas se centren en cómo atajar la violencia. Calderón saldrá y, sea quien sea, el próximo presidente tendrá que hacer una labor de reconstrucción del ánimo nacional y mostrar que los hechos avalan un buen rumbo. No es sólo una labor presidencial. Habrá que sacar a México del costoso aturdimiento que hoy nos ahoga. El ánimo de un país existe y pesa.
