Situación. Los indigentes que han sido trasladados al Albergue Municipal presentan trastornos mentales, por lo que es difícil mantenerlos en el lugar, alejados del frío y accidentes en la calle.
El grupo de indigentes en la ciudad ha ido en ascenso y eso se percibe con la llegada de nuevas personas al Albergue Municipal, ya que no están registradas en el padrón del departamento destinado a la atención de este sector.
El viernes se atendieron cinco indigentes, de los que se desconocen sus datos personales debid o a que la mayoría padece trastornos mentales que les impiden tener coordinación al expresarse.
Diana Rodarte, auxiliar administrativa de la dependencia a cargo de María del Carmen Hernández Martínez, señaló que han sido días de mucho movimiento para el albergue y se debe a las bajas temperaturas. "Hace una semana esperábamos mucha actividad y no fue así, se registró todo de manera normal, pero estos días la presencia de indigentes y de otras personas que buscan el apoyo ha ido en aumento", informó.
Los indigentes han sido valorados por la Dirección de Protección Civil y según los juicios médicos se hace la recomendación que deberán ser valorados por el Hospital Psiquiátrico, ya que insisten en regresar a las calles, donde les espera el fuerte frío.
La buena obra del día
Martín Rodríguez Hernández, con domicilio en el ejido La Casita, hacia carretera La Flor, fue quien por sus propios medios y por su gusto humanitario llevó a un indigente que vagaba por la calle sin rumbo, por lo que después de hablar a la Dirección de Protección Civil lo trasladó hasta el Albergue Municipal, donde fue recibido por el personal que ahí atiende.
"Lo vi y me pedía a señas algo para comer, nosotros en la casa le ofrecimos unos tacos y también le regalamos una cobija. Estaba nevado cuando él llegó y si no lo hubiéramos ayudado muy seguro se hubiera muerto de frío, pues qué puede hacer allá a los 47 kilómetros".
Don Martín acudió con sus familiares hasta el lugar para dejar al indigente y cumplir con su labor altruista, aseguró que no pudo hablar con él, porque no se le entendía o no sabía, pero que sí era muy notoria su desesperación ante el frío y el hambre.
"Me siento a gusto de que ayudamos a la gente, hice lo más que se pudo, ahora le toca al Gobierno buscar ayudarle y que esta persona se encuentre en mejores condiciones, todos debemos hacer lo que podamos para ayudar a quien lo necesite", concluyó mientras daba marcha a su camioneta.
